Radiografía del Mercado Laboral

Desempleo y cierre de empresas, las dos caras de la pandemia

La prohibición de despidos y los programas de asistencia del Gobierno no impidieron la destrucción de puestos de trabajo. Unas 20 mil mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas) bajaron la persiana durante 2020, imposibilitadas de afrontar las restricciones anti Covid-19. Por Cecilia Pozzobon
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04-08-2021
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Fotos Sub Cooperativa de Fotógrafos

 

Tras casi un año y medio de la llegada de la pandemia, los principales problemas estructurales de Argentina lejos están de solucionarse. Por el contrario, la crisis sanitaria y las medidas que se fueron tomando para mitigar la propagación del Covid-19 agravaron la situación. 

Tal es el caso del desempleo y la baja en la cantidad de personas que conforman la Población Económicamente Activa (PEA), valores que reflejan a su vez los devenires y las crisis que atraviesan las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) del país, 20 mil de las cuales cerraron definitivamente sus puertas durante 2020. Según los últimos datos oficiales de 2017 del Ministerio de Producción de la Nación), las mipymes conforman el 99% del total de las empresas del país y son generadoras de casi el 70% del empleo nacional.

De acuerdo con las cifras del informe sobre Mercado de Trabajo que elabora el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), la tasa de desempleo en Argentina bajó de 10,4% a 10,2% en el primer trimestre de 2021 con respecto a igual periodo 2020 y descendió 0,8 puntos porcentuales respecto del nivel registrado en el cuarto trimestre de 2020, pero la cantidad de personas que buscan trabajo y el nivel de empleo (que en sumatoria determinan la PEA) aún no alcanzan los niveles pre pandemia. Según el Indec, las personas sin ocupación que buscaron trabajo activamente en los primeros tres meses de este año y que están disponibles para trabajar suman 1,3 millón.

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Vale recordar que la desocupación había trepado a 13,1% en el segundo trimestre de 2020, en medio del establecimiento del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), indicador que no se elevó más debido a que la población activa o que busca empleo se redujo a 38,4% (era de 47,1% en el primer trimestre) por la imposición de la cuarentena obligatoria. Si bien ese guarismo fue mejorando a la par de las flexibilizaciones de la actividad, aún permanece casi un punto porcentual por debajo del comienzo de 2020.

En cuanto a la tasa de empleo -que se ubicó en 41,6% en el primer trimestre del año (12 millones de personas)- aún está 0,6 puntos porcentuales por debajo del primer trimestre de 2020 pese a la recuperación en 1,5 puntos porcentuales que exhibe con relación al trimestre anterior. Ello significa que hay más de 150 mil puestos de trabajo menos que a comienzos del año pasado. 

Esta dramática radiografía del mercado laboral se da pese a que el Gobierno mantiene vigente la prohibición de los despidos sin causa justificada y el Programa de Recuperación Productiva (REPRO) a través del cual el Estado paga parte de los salarios de los trabajadores del sector privado de las actividades más afectadas por las restricciones impuestas para morigerar el avance de la pandemia.

 

La informalidad y el cuentapropismo

Al difícil panorama se suma el crecimiento de la informalidad y el cuentapropismo, dos muestras de la precariedad en la que se ha sumido el mercado laboral. 

Según cifras del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, agosto de 2020 marcó el piso de empleo privado con 5.769.426 puestos registrados. Desde entonces, se crearon 139.578 nuevos empleos, de los cuales más de 125 mil son asalariados y casi 14 mil son nuevos monotributistas.

Un análisis de la consultora Idesa sobre los datos del Ministerio detalla que al cuarto trimestre del 2020, respecto a igual periodo del año anterior, 500 mil personas pasaron a la inactividad laboral (no trabajan ni buscan trabajo) y otras 300 mil se declararon desocupadas; es decir, no tienen trabajo pero buscan activamente uno.

“Esta caída en la ocupación tiene diferentes matices”, refiere el documento de Idesa y aclara: “El empleo no asalariado (cuentapropista) creció en 150 mil personas. El empleo asalariado registrado (privado y público) cayó en aproximadamente 200 mil personas. Y el empleo asalariado no registrado cayó en 750 mil personas”.

“Estos datos muestran que el ajuste en el mercado laboral se concentró en el empleo asalariado no registrado. Las medidas oficiales para preservar el empleo no tuvieron incidencia entre los no registrados. Dado que el empleo informal está muy presente en los hogares vulnerables, el derrumbe de esta modalidad laboral explica en buena medida el fuerte aumento de la pobreza”, analiza.

Finalmente, el informe señala que la recuperación de la economía, producto del relajamiento de las medidas sanitarias, “está activando la recuperación del empleo informal”. 

“Esto ya se observa si se compara el último trimestre del año con los dos trimestres anteriores que fueron de confinamiento más estricto. Sin embargo, esta recuperación del empleo informal consolida en Argentina un mercado de trabajo fuertemente segmentado. Menos de la mitad del empleo es asalariado formal (del cual un tercio es empleo público), mientras que la otra mitad es empleo asalariado no registrado y cuentapropismo (el cual, en su mayoría, también es informal)”, concluye.

 

La desaparición de empresas

El correlato de la pandemia en el desempleo y el bajo nivel de actividad se observa en el número de empresas privadas formalmente registradas en Argentina.

Un informe elaborado por la consultora Ecolatina, en base a datos de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), arroja que durante el año pasado cesaron su actividad alrededor de 20 mil empresas. De acuerdo con estos números, la plaza total se redujo 4,2% en relación al año anterior y se ubicó en torno a los niveles observados en 2008. 

Según Ecolatina, en la curva prepandemia de la actividad se observan tres etapas bien diferenciadas. Entre 2003 y 2011, la cantidad de empresas del sector privado formal dio un salto de crecimiento 60%, ayudada principalmente por una economía pujante. Entre 2012 y 2018, el estancamiento del PBI tuvo su correlato en el número de empresas, que permaneció invariable. Y finalmente, entre 2018 y 2019, cerraron cerca de 18.000 empresas netas (-3,9%). 

“Excluyendo del análisis a las firmas unipersonales (asociadas al cuentapropismo), más de la mitad del total emplea a menos de 25 trabajadores formales”, indicó Ecolatina. 

En tanto, en marzo pasado, casi un año después del piso del nivel de actividad ocurrido en mayo de 2020 (la economía se redujo 20,6% interanual, según el Indec), las empresas netas (resultantes de las que abren y las que cierran) “no volvieron a crecer de manera significativa; por el contrario, su número sigue estancado en torno a 520.000”. 

De acuerdo a la consultora, el saldo de la pandemia se expresa en la pérdida de aproximadamente 20 mil unidades productivas (-4%), junto con la destrucción de 100 mil puestos formales de trabajo (-1,6%).

Mirando hacia adelante, Ecolatina estima que el empleo privado de calidad no se recuperará “sensiblemente” si no hay una creación neta y relevante de empresas. 

“En la actualidad, la cantidad de firmas está en los niveles del primer año del primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y si bien la cantidad de trabajadores creció un 6% desde entonces, la población habría saltado alrededor de 15% en el mismo período, por lo que no alcanza para absorber a todos los nuevos ingresantes al mercado laboral”, explica la consultora, que concluye: “Sin un crecimiento sostenido de la cantidad de empresas, pequeñas, medianas y grandes, dedicadas a bienes y a servicios, es muy difícil proyectar una recuperación sostenida del empleo y la economía en nuestro país”. 

 

Tendencia preocupante

En el mismo sentido, un informe elaborado por la Bolsa de Comercio de Córdoba (BCC), precisa que la destrucción neta de empresas fue de 19.210 entre febrero de 2020 y abril de 2021, lo que ubica al número total de firmas en el menor nivel desde 2007 a la fecha.

“Las tendencias del empleo son igual de preocupantes; en abril había 133 mil empleos asalariados formales del sector privado menos que en febrero de 2020, y casi 211 mil menos que en enero de 2012”, destaca la entidad bursátil cordobesa.

“En una economía con una insoportable carga impositiva al sector privado, un sector público ineficiente en la provisión de servicios y una inestabilidad macroeconómica ocasionada por un déficit fiscal crónico sin financiamiento genuino, no es de extrañar el estancamiento en el que quedó atrapada la dinámica empresarial y la creación de empleo”, señala el documento.

En opinión de la entidad, las políticas implementadas por el gobierno de Alberto Fernández “están conduciendo a la destrucción de parte del aparato productivo”.

“Una muestra de ello es el proyecto oficialista de suspender por seis meses la creación de Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS) e introducir requisitos que complicarán el proceso de creación de empresas”, concluye.