SEBASTIÁN GUIDOBONO

“El teletrabajo exige mucha disciplina y una cuota de suerte para que elijan tus dibujos”

Fue diseñador web en una empresa grande, renunció para estudiar comedia y hacer stand-up. Hoy prefiere hacer trabajo remoto como ilustrador digital. El llamado desde Estados Unidos que lo llevó a dibujar juegos de mesas con cartas, como Marvel Champions. Por Lorena Retegui

virginia bolten-la argentina contada
virginia bolten-la argentina contada Redaccion mayo
20-04-2023

A los 12 años Sebastián Guidobono comenzó a estudiar dibujo con un maestro de los comics, Alberto Saichann. Le encantaba ver el arte que trazaba su muñeca sobre papeles gigantes, pero, al mismo tiempo, le frustraba ver el tiempo que le demandaba hasta obtener el resultado final. “Alberto era capaz de estar 14 horas dibujando”, recuerda este artista freelance, que en la actualidad hace ilustración remota para una famosa empresa de juegos de mesa y juegos de rol, con sede en Minissota. 

Guidobono supo hacer de todo antes de que un mail desde Estados Unidos le sacudiera la monotonía y lo llevara luego a realizar trabajos a demanda para Fantasy Flight Games. Desde su casa, en el barrio porteño de Palermo, este artista de 39 años cuenta a Redacción Mayo cómo fue ese pasaje desde que se inició en el arte manual del dibujo y los comics, continuó como diseñador multimedia en el diario Clarín; pasó por una etapa de gira como “standapero” y de influencer y decantó en lo que transcurre hoy, como ilustrador freelance que -asegura- no volverá a pisar “nunca más una oficina”. Con él hablamos sobre las ventajas y desventajas de hacer teletrabajo y los matices de laborar fronteras afuera. 

-Según tu currículum volvés a tus orígenes, pero sin tocar un papel. Tus dibujos son completamente digitales ahora. ¿Extrañas esa parte artesanal que implicaba el trabajo tradicional?

No (risas). Si tuviera que volver a dibujar con lápiz en papel no sé cómo haría. Creo que no dibujaría más y trabajaría de otra cosa. Hoy con las herramientas digitales podés agilizar tu trabajo y tener una respuesta a los pocos minutos. Cuando arranqué era diferente. Empecé a estudiar dibujo con Alberto Saichann, que es un dibujante de comics que en los años '90 trabajaba para empresas como Marvel, en la época tradicional en la que todo era muy difícil: había que dibujar sobre hojas gigantes, mandarlas por correo, que la revisen en Estados Unidos, esperar a que te manden la corrección por correo. Lo veía a él y me emocionaba mucho ver el trasfondo de los comics, pero a la vez me frustraba porque era un trabajo muy complejo, de muchas horas. Y con el uso de tecnologías me di cuenta que no sólo disfruto de ver el resultado final, sino también del proceso.

Como sea, arranqué dibujando comics en papel e hice un montón de otras cosas que me gustaban, pero no me llenaban. Cuando terminé el secundario fui a averiguar a Bellas Artes, que en realidad no tenía nada que ver con los comics, y esa fue la segunda frustración, porque era todo teoría, apuntado a ser críticos de arte, y no buscaba exactamente eso. Volviendo en el subte ese mismo día, vi un pibe con una carpeta de esas grandes de dibujo, me acerco y le pregunto qué estudiaba, me dijo que estaba estudiando diseño multimedial en la Escuela Da Vinci. Fui a pedir el programa, me convencieron y me recibí de diseñador multimedia tres años después. Tenía varias materias de dibujo, relacionadas con la tecnología. Por ejemplo, te enseñaban cómo pintar en Photoshop que era lo más moderno en esa época. 

En mi primer trabajo entro a un estudio de dibujo a colorear en forma digital. Pero un día me piden que dibuje a mano una biblia para un cuento infantil. Di vueltas y vueltas y no me salió nada, hasta que vienen y me dicen: “hay que entregarlo; lo seguimos nosotros”. Ahí dejé de dibujar por 8 años. Eso fue en 2004. Me metí con diseño multimedial, entré a trabajar a Clarín y me fui por un tiempo para otro lado, más por el lado de la programación.

Pero la programación me quemó mucho la cabeza, porque si bien había una cuota de diseño yo no diseñaba, me pasaban el diseño y yo hacía que se movieran los botoncitos; era muy técnico, menos creativo y de un día para otro renuncié y empecé stand up, estudié comedia y arranqué a trabajar con Pipa Barbato y Nicolás De Tracy. Viajamos por el país, hasta que a Nico le empezó a ir muy bien, y empezó a ser “solista” podría decirse; él lo tenía más que merecido, y yo me di cuenta que no me movía tanto el stand-up. Entonces me metí con las redes sociales, a crear chistes gráficos en Instagram.

-Pero habían pasado 8 años. ¿No habías perdido un poco la gimnasia de dibujar?

Sí, totalmente. Si vas a mi cuenta de Instagram (@sebaguidobono) y miras los primeros dibujos, los trazos, los colores, ahora me parecen un desastre. Pero empecé a tener muchos seguidores, llegué a los 100 mil seguidores con el humor gráfico, aunque no pude monetizar ni vender mis trabajos. Creo que vendí cuatro dibujos, uno de los cuales me lo compró mi novia (risas).

Si bien ahora no le dedico mucho tiempo, sigo con la cuenta activa, y cada tanto subo algo. Y tengo mi portfolio que fue lo que permitió que me ubicaran de esta empresa norteamericana. Eso y la suerte, porque tenes que tener suerte de que justo el editor te encuentre entre tantas propuestas que hay en el mundo digital y que le guste, que tenga afinidad con lo que vos hacés, porque en definitiva es muy subjetivo.  Justo venía de un momento en que no sabía bien qué hacer y apareció esta oportunidad.

Ilustración de Sebastián Guidobono.
Ilustración de Sebastián Guidobono.

-Contanos cómo es ese proyecto de dibujar para una empresa internacional de juegos y las ventajas y límites que encontrás en hacer trabajo a la distancia

Actualmente dibujo para dos proyectos de Fantasy Flight Games, además de hacer cómics, e ilustraciones por encargo. La primera vez que me pidieron unas cartas para ilustrar me dieron tres meses y yo venía acostumbrado a otro ritmo, además de que me gusta terminar los trabajos con tiempo, si llego sobre la hora sufro mucho, me estresa, así que se los envié a los 20 días y fue una sorpresa para ellos. Los argentinos, en general, tenemos una costumbre de trabajo que afuera se valora mucho, sobre todo en Estados Unidos. 

Para los juegos de mesa ellos te dan un guión, donde te dicen queremos este personaje en esta situación. Mandas el boceto, el work in progress y el trabajo final y ellos van aprobando o no cada una de esas etapas. Todo esto es por mail, con mi nivel de inglés básico, y con la herramienta de Google Translate, pero los norteamericanos no quieren ser tus amigos, así que termino el trabajo lo envío con una breve explicación, bastante estandarizada (risas) y después me pagan, según el contrato. Trabajo unas 6 horas por día, puedo llegar a hacer 8 pero quedas liquidado de la vista, con dolor de mano; 14 como hacia mi profesor es una locura. Cuando tengo un proyecto por entregar suelo levantarme bien temprano, siempre a la misma hora. Me pongo el mate y a laburar, laburar hasta que se termina. Para hacer teletrabajo tenes que ser súper organizado, tener disciplina: después de prueba y error, prueba y error me di cuenta de que los trabajos hay que hacerlos ni bien te los piden, aunque tengas un plazo largo.

Por otro lado, tenes mucha más competencia. Por eso en mi caso, y de otros artistas, hay una gran cuota de suerte. En el contexto digital es más fácil enviar a todos lados, es más difícil que te elijan entre todo lo que hay. Igual, yo lo prefiero y no volvería a trabajar en una oficina, aunque me digan que hay vacante para entrar como director de arte.

-Hay cada vez más queja de empresarios locales de que hay fuga de talentos, que muchos jóvenes eligen trabajar para afuera por la brecha cambiaria y falta de políticas

Sí, pero no es solo la brecha cambiaria. Es lo que te decía de cuánto se valora cómo trabajamos los argentinos y después, qué queres, allá te pagan por una hoja de comics lo mismo que acá una historieta completa. Y eso no es la brecha cambiaria. 

-Del mundo de los juegos de mesas con personajes y los juegos de rol ¿conocías algo?

Al Rol y juegos de mesa juego desde adolescente. Lo que no conocía era el alcance que tenía, ni las comunidades que existían. Pensaba que éramos mis amigos y pocos más los que jugábamos. Y cuando me puse a indagar y estudiarlo me di cuenta de que existe toda una comunidad de gente que es fan de las cartas, de los personajes, que se junta en bares a jugar, que coleccionan juegos. En este caso puntual hay un catálogo que va desde “El señor de los anillos”, “Star wars”, a “Marvel”. Justamente lo último que hice fue la expansión del juego de cartas Marvel Champions; todavía no lo publicaron porque se trabaja con un año de anticipación aproximadamente. 

Sebastián tiene su canal en Youtube donde sube tutoriales: 4 pasos para colorear un dibujo digital, cómo dibujar un personaje de rol, qué comics tengo en mi biblioteca, entre otros tips y observaciones que este artista (ex diseñador multimedia, standapero, influencer) brinda para quienes se inician en el trabajo freelance de los comics y el dibujo digital. “El costado docente también me gusta”, aclara sobre su variado currículum. 

Ilustración de Sebastián Guidobono.
Ilustración de Sebastián Guidobono.

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Redacción Mayo

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