CULTURAS

El regreso de las cosas

Como efecto secundario del avance digital, se revalorizan los formatos analógicos para la circulación de la cultura. En ese marco, y en lo que pareciera una paradoja ante el avance de las plataformas, formatos como el vinilo registran casi un lustro de crecimiento. Por Luciano Lahiteau

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18-04-2023

Ilustración de Juan Pablo Dellacha.

En una época en la que la música se escucha principalmente en streaming y las películas se transmiten a través de plataformas digitales, algunos formatos analógicos están experimentando un renacimiento. Los discos de vinilo y el cine en fílmico están volviendo a ser populares y se consolidan, ahora, como alternativa a la cultura digital.

Según un artículo publicado en el diario británico The Guardian, el año pasado se vendieron más de 4,1 millones de discos de vinilo solo en el Reino Unido, lo que representa un aumento del 10,8% en comparación con el año anterior. Según la Entertainment Retailers Association, a nivel global se vendieron 180 millones de vinilos, un 11% más que en 2021. La calidad del sonido del vinilo, se supone, es uno de los factores que ha impulsado su resurgimiento.

El cine en fílmico también está experimentando un renacer. Los directores como Quentin Tarantino y Christopher Nolan han sido algunos de los defensores más destacados de este formato, y han insistido en utilizar película en lugar de digital en sus producciones. Además, algunos cines especializados y festivales de cine están volviendo a proyectar películas en fílmico: en su edición del año pasado, el Festival Internacional de Cine Independiente de La Plata FestiFreak realizó una amplia muestra de películas en 16mm y 35mm y, dado el éxito de un nuevo público por esos formatos, extendió la experiencia a Cinemecánica, un ciclo anual de cine en fílmico. Este mes, cuando el ciclo inició, cortó una década de ausencia de proyecciones habituales de cine en ese formato en la capital bonaerense.

Si bien estos formatos analógicos no son necesariamente más convenientes que los formatos digitales, algunos consumidores están encontrando valor en la experiencia única que ofrecen. Como señala un artículo de la revista Wired, muchos creen que "poner un disco de vinilo en el tocadiscos o ver una película en fílmico puede ser una experiencia táctil y ritual que conecta al oyente o espectador con la obra de arte de una manera más profunda que simplemente hacer clic en un archivo digital".

La deriva material

Aunque es poco probable que los formatos analógicos vuelvan a ser la norma, para aquel público nativo del digital que busca una experiencia distinta, el vinilo y el cine en fílmico pueden ofrecer una alternativa interesante.

Para algunos fundamentalistas de la cultura del disco de vinilo y la tradición de la cultura rock y sus fandoms, como la escritora e investigadora londinense Jennifer Otter Bickerdike, "El vinilo se ha convertido en un antídoto contra la música digital, que es inmediata y virtual. La música en vinilo es más íntima y personal, lo que la convierte en una experiencia mucho más auténtica y significativa".

Pero el resurgimiento de los formatos analógicos no es solo un fenómeno en países como Estados Unidos y el Reino Unido, sino también en América Latina. En Argentina, por ejemplo, la venta de vinilos ha aumentado en los últimos años, según la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (CAPIF). En 2020, se vendieron más de 150.000 discos de vinilo en el país, un aumento del 25% con respecto al año anterior.

“El crecimiento de la fabricación y venta de vinilos definitivamente es más que una moda pasajera” aseguró Diego Zapico, presidente de Capif al diario La Nación. “Desde hace unos diez años viene creciendo su participación y creo que a partir de la pandemia ese fenómeno se potenció, no solo en nuestro país, sino a nivel global. Hay múltiples razones que intentan explicarlo: desde el audio analógico y profundo, las carátulas grandes, casi pictóricas, los detalles más visibles en sus fichas técnicas, el incremento y consolidación de las compras online durante 2020, el rito de la escucha más atenta y la nostalgia, entre otras. Seguramente hay un poco de todo eso. Lo cierto es que es un soporte hermoso, muy noble.”

El Festival Marvin, que se celebra en la Ciudad de México, ha incluido una Feria del Disco de Vinilo desde 2014 con más de 60 expositores, incluyendo sellos discográficos, tiendas de discos y coleccionistas privados. En Brasil, el festival de música Rock in Río sumó una feria de discos de vinilo en sus últimos eventos, en la que se presentan tiendas de discos y sellos discográficos independientes. También en Colombia la venta de discos de vinilo ha aumentado en los últimos años, según la Asociación Colombiana de Productores de Fonogramas (ASINCOL). Lo mismo ocurre en Chile, según la Asociación Chilena de Productores de Fonogramas (IFPI).

Un futuro prometedor

A futuro se espera que la demanda de discos de vinilo crezca especialmente en mercados emergentes, como Asia y América Latina, donde hay una mayor apreciación por la música en vivo y una cultura de coleccionismo. La tecnología también ha permitido mejoras en la producción de discos de vinilo, lo que puede impulsar aún más la demanda. Por ejemplo, se están utilizando técnicas de corte de alta resolución y equipos modernos para producir discos de vinilo de alta calidad. 

También hay una comunidad de amantes de la música que sigue prefiriendo los cassettes. Son valorados por algunos por su estética vintage, aunque ya no se fabrican a gran escala. La mayoría de los fabricantes han cerrado o han pasado a enfocarse en producciones muy limitadas para artistas independientes y sellos pequeños, ya que la demanda es relativamente baja en comparación con otros formatos. Sin embargo, hay algunas empresas especializadas en la fabricación de casetes que han surgido en los últimos años: se han enfocado en la calidad y la personalización, ofreciendo opciones como cassettes de colores y carátulas únicas para cada producción.

Algunos ejemplos son la National Audio Company, con sede en Springfield, Misuri (EEUU), que produce cintas de audio desde 1969 y ha mantenido su producción a lo largo de los años, proveyendo a artistas y sellos independientes, compañías de cine y otros clientes. La canadiense A to Z Audio, en tanto, se especializa en la producción de casetes personalizados. Mientras que otras como Cryptic Carousel, con sede en California, se enfocan en cintas de casete de alta calidad para proyectos de música experimental, noise y ambient. 

En Argentina, la compañía líder es encabezada por Lionel Rodríguez y Marisol Urueña, ambos hijos de los fundadores de Laser Disc. Hoy producen más de 150.000 vinilos por mes, y proyectan llegar a 600 mil.  “Al principio comenzamos a importar bandejas y vinilos y hoy somos fabricantes y desarrolladores del negocio”, señaló Rodríguez, que tiene una alianza con el Grupo La Nación para editar una colección de discos que se venden en quioscos. “Porque estamos convencidos de que donde está la oferta se genera la demanda. Tratamos de ubicar al vinilo en lugares de alto tránsito y así generar una necesidad. Que pase a ser una opción”.

Otras prensadoras nacionales son Buenos Aires Vinyl, que tiene una capacidad de producción de 1500 discos mensuales. Además, también hay otras más pequeñas y artesanales, como Vinilos del Este y SonoPress, que producen discos de vinilo en ediciones limitadas y personalizadas. Estas prensadoras no solo atienden la demanda local, sino que también exportan discos de vinilo a otros países de la región.

Tibieza de hogar

Los músicos tienen diferentes opiniones sobre los beneficios y las desventajas de los formatos analógicos como el vinilo. Algunos prefieren el carácter orgánico y cálido del sonido que se obtiene con el vinilo, mientras que otros creen que el formato digital ofrece una mayor fidelidad y comodidad.

En una entrevista con la BBC, el músico y productor Nigel Godrich (conocido por su trabajo con Radiohead) expresó su preferencia por el vinilo, argumentando que el formato digital es demasiado perfecto y que el vinilo tiene un "carácter humano" que lo hace más atractivo. También destacó la importancia de la portada y el arte del álbum, que se pueden disfrutar mejor en un formato físico. En cambio, músicos como Trent Reznor de Nine Inch Nails han expresado su preferencia por el formato digital, señalando que permite una mayor precisión y control en la producción musical.

Los músicos tienden a valorar los aspectos tangibles y estéticos del vinilo, como la calidad del arte de portada y la experiencia de escuchar un disco completo de principio a fin. Muchos se dan el gusto, incluso, de hacer ediciones limitadas en ese formato, destinado a los sibaritas del vinilo y los fans más entusiastas. Los casos son muchos, y van desde el tango y la canción criolla de Alejandro Guyot, a la electrónica de Peces Raros

Por lo demás, existen rescates necesarios, como la remasterización para el formato en que fue concebido de La Grasa de las Capitales, de Serú Girán, de la que se encargó otro amante del formato, Pedro Aznar.

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Redacción Mayo

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