La rentabilidad final de la cosecha está supeditada siempre a la incidencia de distintos factores que operan durante todo el ciclo productivo. Según un informe reciente publicado por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), de cada $100 de renta que genera una hectárea, $64,90 se van en impuestos. La participación del Estado en la soja es del 69,9%, maíz 56,1%, trigo 58,5% y girasol 56,2%.
“Al tener rindes menores (menos toneladas por hectárea), la producción es menor, por lo cual hay menos ingresos por hectárea. Esto hace subir el índice por la participación relativa de los impuestos sobre la renta”, opinó la economista Nicolle Pisani Claro.
Por otra parte, el factor insumos impacta directamente en la estructura de costos de los productores, restándole competitividad. No existen políticas concretas para contrarrestar la disparada de precios en agroquímicos.
Fertilizantes en riesgo
Independientemente de los valores, preocupa el posible desabastecimiento de fertilizantes por el conflicto entre Rusia y Ucrania, ya que la agricultura tiene un vínculo directo con las importaciones del insumo básico. La noticia genera temores en toda la cadena agroindustrial.
Si bien sólo el 15% de las importaciones de nitrogenados proviene directamente de Rusia, hay varias complicaciones extra. Por un lado, Rusia es exportadora de insumos para producir distintos tipos de fertilizantes en otros países, lo que podría generar impacto en el suministro de esos otros países.
“La preocupación está en la siembra del trigo, que comienza en pocos meses, y la de maíz a partir de septiembre. Ambos cultivos requieren la aplicación de fertilizantes. En el 2020, la Argentina importó el 61% de la oferta doméstica de fertilizantes nitrogenados y el 79% de los fosfatados”, explicó Natalia Ariño, economista de FADA.
“El precio de la Urea se incrementó 170% y el PDA creció 155% en los últimos 15 meses, en dólares. Sin embargo, más allá del precio, lo que inquieta es el abastecimiento debido a la guerra de Rusia y Ucrania. Rusia es el segundo exportador mundial de fertilizantes nitrogenados, en 2020 representó el 17% de las exportaciones a nivel mundial”, agregó Ariño.
Por otro lado, el precio de la Urea tiene como uno de sus principales costos el gas, cuya cotización internacional ha subido sustancialmente y también hay dudas por el abastecimiento. Por último, ante el problema mundial de abastecimiento de fertilizantes, otros países han restringido exportaciones para garantizar su demanda doméstica.
“El Banco Central debería garantizar los dólares para calzar las importaciones que tendrán un costo de más del doble que hace un año. Esto no debería ser problema teniendo en cuenta el nivel de dólares que genera el campo argentino, pero el cepo importador es fuerte”, expresó Pisani Claro.
Tensiones en puerta
Las últimas noticias sobre la suba de impuestos a las exportaciones han generado malestar en el sector, poniendo en tensión a la dirigencia del campo con el Gobierno.
En relación a las medidas anunciadas, la suba de las retenciones del 31% al 33% al aceite y harina de soja impactarán en la ecuación de los productores, pero no a través de un incremento de los impuestos, ya que la oleaginosa tiene un DEX (derechos de exportación) del 33%, sino mediante un menor valor percibido por la soja.
“La suba a los subproductos como el aceite y la harina de soja va a hacer que baje el poder de compra de la industria en dólares por tonelada, por lo que el precio pagado al productor será menor”, estimaron economistas de FADA.