PANORAMA AGROPECUARIO

En 2021, las cadenas agroindustriales representaron el 72% de todas las exportaciones

Sólo en el sector de la carne, las ventas al mundo generaron 400 mil empleos de los cuales, 100 mil de ellos en el circuito exportador. El comercio de productos agrícolas, una oportunidad para los países en desarrollo con economías abiertas. Por Alejandro Cuellar

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09-04-2022

En 2021, las cadenas agroindustriales (CAI) generaron un total de 25.650 millones de dólares en concepto de exportaciones. Esto equivale a decir que 7 de cada 10 dólares exportables pertenecieron a las cadenas del agro.

El 74,8% de los negocios se generaron en el segmento granario, el 11,6% en las economías regionales, el 7,4% en el sector cárnico, el 1,9% en lácteos y el 4,9% en otros.

Los datos involucran a 20 complejos seleccionados que operaron en más de 140 países y regiones comercializando los productos de las CAI elegidas. De todas las unidades de negocios seleccionadas, se destacan Brasil, China, EE.UU y Vietnam como los compradores premium de los productos agroindustriales argentinos.

“Exportar genera dólares. En 2021, las cadenas agroindustriales representaron el 72% de todas las exportaciones del país”, opina Nicolle Pisani Claro, economista de la  Federación Agropecuaria para el Desarrollo Argentino (FADA).

Exportar genera puestos de empleo. En el caso de la cadena de carne bovina, el volumen llega a los 400 mil empleos, de los cuales 100 mil se desempeñan en el circuito exportador. 

La cadena de trigo contiene a 385 mil trabajadores, de los cuales casi 160 mil tienen vínculo con la exportación. El rubro vitivinícola implica 152 mil fuentes de trabajo con tareas relacionadas a la venta internacional de vinos y mostos.

En materia de Derechos de Exportación (DEX), según el Banco Mundial, Argentina es uno de los tres países del mundo que desincentiva la producción cobrando DEX muy significativos.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Argentina junto con India y Vietnam sufren presión tributaria. Estados Unidos, China, UE, Brasil, Canadá, entre otros tienen incentivos. “Para el Banco Mundial, en estos países sólo se cobra un menos del 1% en Derechos de Exportación. En Argentina se aplica entre un 15% y un 25%”, explicaron analistas privados de políticas tributarias.

“La mayoría de los países incentivan la exportación, hacen lo imposible para negociar y abrir mercados, porque entienden que exportar es bueno para sus habitantes. Lo contrario es directamente prohibir exportaciones, como sucede en el caso de la carne y como en otros momentos pasó con el maíz, trigo y leche”,  destaca David Miazzo, economista jefe de FADA.

Exportar alimentos no es malo, ya que la actividad compite con el consumo interno, según indica un informe de FADA. Para la entidad, el problema de Argentina no es producto del desabastecimiento de alimentos sino que radica en que los argentinos sufren el deterioro de sus ingresos y les cuesta acceder a estos alimentos. 

“El problema no es que no tenemos suficiente carne, leche, maíz o trigo, el tema es que los argentinos no podemos pagarlos por falta de empleo e ingresos”, explica Miazzo.

 

Tierra de oportunidades

El comercio de productos agrícolas constituye una oportunidad para muchos países en desarrollo, ya que ese sector absorbe casi la mitad de la mano de obra en general. Los países y organizaciones han vuelto a centrar su atención en la agricultura para promover la seguridad alimentaria, el empleo y la transformación estructural. 

La llave para imaginar una salida medianamente rápida de la severa crisis de Argentina, es el mercado de exportaciones. No sólo de commodities, sino de productos con valor agregado.

“El primer paso para incrementar las ventas al mundo es tener una economía ordenada con reglas de juego claras. El segundo paso es abrir mercados y que las empresas puedan acceder a créditos para invertir. El tercero es mejorar la competitividad con infraestructura, cambios en leyes laborales y reducción de la carga impositiva. Este paso, en el agro, se traduce en bajar derechos de exportación, promover el uso de fertilizantes, incrementar inversiones en riego, mejorar caminos rurales y conectividad digital, reducir costos de fletes, entre otros”, consideró Miazzo.

En otras condiciones, la guerra entre rusos y ucranianos podría haber representado un ensayo favorable para las exportaciones de alimentos argentinos, no sólo al punto en conflicto sino a toda Europa, pero no estábamos preparados.

 

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Redacción Mayo

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