ECONOMÍAS

“La Argentina debe tener orden fiscal, lo pida o no lo pida el Fondo”

El exdiputado nacional Diego Bossio señala que la confianza del Gobierno está erosionada para implementar medidas económicas. Y que, por ahora, desde la Casa Rosada se inclinan más por acciones de “alivio” que por diseñar un plan antiinflacionario. Por Juan Pablo Carranza

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04-05-2022

Alejado hace un tiempo de la agenda mediática, el ex titular de Anses y diputado nacional, Diego Bossio, aclara que nunca dejó de hacer política y que se mantiene en contacto con dirigentes de todos los espacios.

En diálogo con Redacción MAYO no oculta su preocupación por la situación económica y social del país. Dice que tanto dolarizar como devaluar son decisiones muy complicadas que pueden impactar directamente en el bolsillo de los trabajadores.

Prefiere no usar la palabra ajuste y asegura que la Argentina requiere un plan de “estabilización” fuerte. No obstante reconoce que las inflaciones “altas y moderadas” son muy difíciles de domar.

 

- La inflación es uno de los principales problemas del país, y en los últimos días, como una forma de contrarrestar la pérdida del poder adquisitivo, el Gobierno nacional anunció una serie de bonos para los sectores más vulnerables ¿Qué evaluación hace de esta medida?

- En primer lugar, la inflación del año pasado fue del 50 por ciento. La del primer trimestre de este año fue de 16,1 por ciento. Fue el trimestre de inflación más alta desde 1991, cuando se aplicó la Ley de Convertibilidad. La inflación tiene factores domésticos y a eso se le agregan los shocks externos, como la sequía, el aumento de los commodities -que no solo impacta en el precio de los alimentos locales, sino también de los precios de las energías, principalmente gas-.Todo eso hizo que la inflación se recrudezca. Las inflaciones altas son difíciles de domar -no una hiperinflación- y requieren de planes de estabilización muy fuertes.

 

- ¿Cómo impacta este último anuncio del bono para los sectores vulnerables que significan 240 mil millones de pesos para el Estado en plan económico?

-La gran pregunta es si el Gobierno puede adoptar un plan antiinflacionario fuerte que baje significativamente la inflación o toma medidas de alivio, sobre todo para los sectores informales. Eligió el segundo camino. Los programas de controles de precios frente a un rebrote inflacionario son una herramienta pero no son significativos. El año pasado los salarios formales aumentaron un 55 por ciento, pero en los informales el incremento fue de 41, es decir 10 puntos menos que la inflación, lo que significa una pérdida de poder adquisitivo muy fuerte. El Gobierno advierte que se agravó la situación. Esto implica mayores erogaciones fiscales y hay un Estado con un margen muy finito de cumplimiento de los parámetros del déficit. Entonces eso se financia con más impuestos -como busca el Gobierno- con endeudamiento o con emisión.

 

- En este sentido ¿no puede ser peor el remedio que la enfermedad, que al inyectar más dinero se genere más inflación?

- Si se aplica un plan antiinflacionario se tiene que elegir un precio ancla. En este caso el dólar. El país necesita que entren dólares, pero no ocurre. En primer lugar, no hay confianza suficiente para que lo hagan. En Argentina el riesgo país está por arriba de los 1.700 puntos básicos y Brasil no llega a 300. El segundo punto importante es tener controlado el déficit con un endeudamiento genuino y sin emisión monetaria. En la medida que el déficit se deteriore y se tenga que recurrir a fuentes alternativas de financiamiento, naturalmente estos objetivos antiinflacionarios se van a ver afectados.

 

- Entonces qué puede ocurrir.

- Si Argentina aumenta el déficit de forma sostenida, todavía es manejable. Está controlado, no es el deseado para un plan antiinflacionario en serio, pero es un factor más de riesgo para que haya más inflación. Sobre todo, si eso se financia con emisión.

 

- En este escenario, la devaluación o la dolarización ¿son alternativas viables?

- Quien estuvo en la función pública no puede decir que son decisiones fáciles. Cómo creer que la dolarización es el mecanismo por el cual se resuelven todos los problemas de institucionalidad monetaria en la Argentina.   Esto no significa que nosotros no tengamos que prever una institucionalidad monetaria distinta, que de certezas y previsibilidad a la Argentina. La dolarización le quitaría herramientas al Gobierno para manejar la política económica y una devaluación agravaría la situación. En la Argentina faltan dólares. Cualquier tipo de salida desordenada y sin coordinación macroeconómica va a generar un aumento inflacionario que va a afectar el bolsillo de todos los argentinos.

 

- ¿Qué impacto tendría una devaluación?

- Se puede simplificar en tres grandes cosas. Cómo evoluciona el dólar, cómo evolucionan las tarifas -fundamentalmente los precios de la energía- y los salarios. Si sube el dólar aumentan los precios y por ende aumentan los salarios, porque hay una presión sindical y de los trabajadores a recuperar el poder adquisitivo, y la tarifas pueden quedar relegadas pero los precios internacionales también tiene un  componente importado. Si hay una devaluación eso se traslada a precios.

 

- ¿El problema central, es político o económico?

-Es un problema político. El principal elemento para aplicar un plan de desinflación y crecimiento sostenido en el tiempo es la credibilidad política y que la dirigencia llegue a acuerdos contundentes. En la medida de que no resolvamos esto no hay credibilidad. Hay estudios que dicen que los programas antiinflacionarios tienen más éxito en los gobiernos nuevos que en los que ya transcurrieron un tiempo. La causa es la menor fatiga por parte de la sociedad y por otro lado que no cree en las soluciones de quienes gobiernan.

 

- Se entiende entonces que el Gobierno nacional ya perdió esta oportunidad que marcás.

- El Gobierno perdió una elección y una cantidad importante de votos y eso demostró que a una parte de la sociedad no le ha cumplido con sus expectativas. Hay un shock negativo muy importante: la pandemia, la guerra, la sequía y a partir de ahí hay  un divorcio entre la sociedad y el Gobierno. Evidentemente se ve que los niveles de aceptación del Gobierno han disminuido y la satisfacción de los dirigentes hacia la sociedad no es la misma. Además, se ponen sobre la luz diferencias internas muy fuertes y eso hace que impacte sobre la imagen del presidente.

 

- Volviendo al tema económico en la Argentina se probaron diferentes recetas algunas de shock y otras de gradualismo. ¿Cuál es la adecuada?

- La discusión entre shock y gradualismo no vale la pena. Argentina tiene que reducir el déficit, ordenar su macroeconomía, dar señales de capacidad de exportación y que esto se refleje en más ingreso de dólares. Creo tres cosas: la primera, es más fácil bajar las híper, que las inflaciones moderadas-altas. La Argentina está lejos de un proceso hiperinflacionario, no digo que no sea probable, pero tiene controlado su déficit fiscal. La segunda es bajarla coordinando las acciones políticas. Todas las economías que no bajan la inflación por debajo del 20 por ciento no crecen. Y otro elemento fundamental es que la inflación sea menos variable para resolver el crecimiento.

 

- Estuvo a favor del acuerdo con el FMI, ahora se están rediscutiendo las metas teniendo en cuenta el impacto de la situación internacional.

-La Argentina no puede dejar su desarrollo, su política económica, social y productiva  a merced de lo que quiera el Fondo. Es un capítulo más dentro de la economía. La Argentina debe tener un orden fiscal lo pida o no lo pida el Fondo. No hay forma de que te desarrolles con las medidas del Fondo.

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Redacción Mayo

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