LA VIDA EN CUOTAS

Moroso, el perfil menos deseado

Según datos del Banco Central de la República Argentina, la morosidad de las familias argentinas tiene en el Siglo XXI un promedio de 3,4%, con un pico del 5,6% durante la crisis de 2009. El promedio se mantuvo hasta 2018, cuando los saltos devaluatorios impulsaron la escalada. Por Jonathan Raed

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23-02-2022

Para noviembre de 2019, la morosidad de las familias ya se ubicaba en 4,4%.

Durante 2020, el efecto pandemia produjo una baja de la morosidad vía recesión por un lado y extensión de facilidades crediticias excepcionales por el otro. Así, la morosidad tocó su piso histórico: 2,2%. Sin embargo, el efecto rebote de 2021 fue brutal y trepó a casi el doble: 4,3% en noviembre.

Un comportamiento similar tuvo la morosidad en las tarjetas de crédito. En los últimos 15 años, el promedio fue del 3,5%, con el piso en 2,1% y el techo en 6,4%, durante la crisis de 2009. Para noviembre de 2019, la morosidad de las tarjetas de crédito ya se ubicaba en 4,9%. Durante 2020, bajó al 2,4%, ayudada por la refinanciación compulsiva impulsada por el Gobierno. En ese momento, se estableció una refinanciación automática de las deudas, a un año de plazo con tres meses de gracia, con 9 cuotas iguales y consecutivas. El rebote de 2021 la devolvió al alarmante 4,9%.

Siempre según datos de Banco Central, la morosidad de los privados en el sistema bancario se ubicaba en noviembre de 2018 en 2,9% de los tomadores de créditos. Para el mismo mes de 2019, saltó al 5%; en 2020, se redujo a 4,1% y en 2021, volvió a subir a 4,6%. En el detalle, sufren más los bancos públicos, que registran una morosidad del orden del 7% en los últimos dos años.

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Redacción Mayo

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