Sin la humedad necesaria, arrancó la siembra del trigo en la zona núcleo. Las actividades se adelantan particularmente en los lotes con mayor cantidad de hectáreas por cuestiones logísticas. De todas maneras, en toda la región todavía no se han generalizado los trabajos de implantación del cereal.
“La humedad está muy justa para sembrar. Los ciclos largos ya arrancaron y estamos al filo con la floración de octubre", opinan productores desde Cañada de Gómez y agregan con preocupación que "el perfil podría desecarse aún más, si se suceden las heladas pronosticadas para las próximas semanas”.
En otros sectores, se especula con sembrar el 25 de mayo los ciclos largos si hay suficiente humedad. "Hay lotes que todavía están con los barbechos correspondientes y, también, algunas fertilizaciones completas con nitrogenados. Pero es en muy baja proporción en comparación con otras campañas, ya que debido al elevado costo se esperará el macollaje y se usarán menores dosis”, comentaron técnicos de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Tranqueras adentro, hay expectativas de un escenario de lluvias con caudales de hasta 100 milímetros, similar al que se presentó entre el 16 al 29 de mayo de 2021. La falta de agua es un tema central para poder cumplir con la implantación de las 1,53 millones de has proyectadas.
“Las precipitaciones otoñales explican el éxito del trigo 2021/22. Para este nuevo ciclo las probabilidades de repetir estos eventos, es del 10% en zona núcleo y del 20% en el noroeste”, explican meteorólogos involucrados en la campaña.
El nuevo ciclo se combina con una pizarra de precios internacionales descontrolados por el impacto de la guerra con valores asignados al cereal cercanos a los 500 dólares la tonelada.
Sin embargo, productores complicados económicamente están dejando la siembra directa para regresar al sistema de labranzas. El argumento es la carga impositiva que impulsa al sector a abandonar la directa para seguir activo.
Transgénico
Por otra parte, el Gobierno nacional, a través de la Secretaría de Alimentos y Bioeconomía de Argentina, autorizó la siembra en el país del trigo transgénico tolerante a sequía denominado HB4. El nuevo desarrollo fue generado por medio de una colaboración público-privada entre Bioceres y el grupo de investigación del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (Conicet-UNL).
“La norma oficial provoca un enorme riesgo comercial dado que todos los países que nos compran no aceptan el evento”, opinan desde el Centro de Exportadores de Cereales.
“Lo que aporta este tipo de tecnología es la ampliación de la producción en determinadas zonas que no tenían otra alternativa de sostenibilidad de la producción en el tiempo. Si la idea es ampliar la frontera agrícola del trigo en el país, este nuevo evento ayuda a cumplir con el objetivo planteado. Si hay rechazo del mercado internacional, la producción con HB4 bien podría ser útil para recrear la oferta dentro del país para terminar la polémica con el precio de la harina”, afirma Juan Carlos Cotela, productor del noreste de Santiago del Estero.
En medio de la polémica, Bioceres informó que el producto no será comercializado en esta campaña y que todavía faltan las aprobaciones de distintas variedades desarrolladas con HB4. Se espera que el proceso administrativo culmine en 60 días.
El HB4 autorizado por Julián Domínguez es una apuesta fuerte al desarrollo tecnológico nacional. Es auspicioso para cualquier país del mundo contar con productos de elaboración propia pero no es menos importante considerar al cliente quien es, en definitiva, el que aporta los dólares que en este caso tanto necesita Argentina. Si ya hay segregación de sectores comerciales que rechazan al nuevo tipo de trigo es porque no siempre la razón es propiedad del que produce o desarrolla algo sino, también, de quien compra ese producto final.