Entrevista: Testigo de un hito

1985, el Juicio a las Juntas, y los trazos de la memoria de Juan Delfini

El dibujante, ilustrador y pintor nacido en Ucacha evocó el singular trabajo de retratar a pulso las audiencias, que desarrolló durante el proceso que sentó por primera vez en el banquillo a los jerarcas de la última dictadura. En su mirada sobre la premiada película nominada al Oscar entrelaza aquella Argentina con la actual. Por Marcelo Taborda

juan delfini-dialogos
juan delfini-dialogos Redaccion Mayo
24-02-2023

Argentina, 1985 cosecha galardones y reconocimientos internacionales y elogios no exentos de alguna polémica puertas adentro de nuestro país.  La película dirigida por Santiago Mitre y protagonizada entre otros por Ricardo Darín y Peter Lanzani volvió las miradas del público sobre el hito que significó el “Juicio a las Juntas”, que sentó en el banquillo a los comandantes en jefe del último gobierno de facto (1976-1983). La recreación de lo ocurrido menos de dos años después de la recuperación de la democracia tiene especial impacto y repercusión en los jóvenes nacidos y criados al abrigo de un sistema institucional que este año cumplirá 40 años ininterrumpidos. 

Entre las singulares historias ligadas a aquel proceso penal sin precedentes está la de Juan José Delfini*, quien asistió a cada una de las audiencias y dibujó las instancias de cada día para un diario que hoy ya no existe y que entonces dio la más amplia cobertura a aquel hecho histórico.

Delfini, cuyos dibujos e ilustraciones han acompañado desde hace años a las y los cordobeses desde páginas de diarios como La Voz del Interior, Puntal de Río Cuarto y otras publicaciones y libros que atesoran la genialidad de sus trabajos, era el encargado de transmitir con sus trazos lo que ocurría en un lugar a donde los reporteros gráficos tenían acceso vedado. 

En diálogo con Redacción Mayo, Juan lamentó no haber conservado para sí los originales de esas ilustraciones y evocó aquellos acontecimientos que el cine ha devuelto al presente.

 -¿Cómo llegás a acceder a las instancias de un juicio tan singular como el que se siguió a los jerarcas de la última dictadura?

-Cuando se realiza el Juicio a las Juntas estaba en Buenos Aires trabajando en el diario La Voz del Mundo, que fue el único diario que decidió enviar un dibujante al juicio, ya que no se permitía la presencia de fotógrafos. El otro medio que envió un dibujante fue el semanario El Periodista, que envió al dibujante Scafatti, más conocido como Fati, pero, el único dibujante que participó de todo el juicio fui yo porque Fati, por su trabajo, sólo iba un día a la semana.

-¿Cuál era tu tarea específica para el medio en que trabajabas y qué particularidades o dificultades suponía esa labor?

-Mi trabajo en el diario era de ilustrador en un medio que, entre otras cosas, fue el primero en reivindicar la lucha de las Madres de Plaza de Mayo cuando todavía estaban los militares en el gobierno. Este diario, tuvo una vida corta pero intensa, desde fines de 1982 a fines del '85 y en su momento fue muy importante, no sólo por su línea editorial, sino también por los periodistas y escritores que lo integraron: José María Castiñeira de Dios como director, Juan Sasturain, Vicente Zito Lema, Cristina Mucchi, Juan José Panno, Raúl (Rulo) Dellatorre, Jorge Dorio, la fotógrafa Adriana Lestido, entre tantos otros.

-¿Qué sensaciones experimentaste al estar presente en audiencias en las que por un lado estuviste cerca de los responsables de tantos crímenes pero también escuchaste y viste el dolor en los testimonios de muchas víctimas sobrevivientes de los años de plomo?

-Los acusados estuvieron dos veces durante el juicio: el día que comenzó  y el último día, el de las condenas.Tal vez fue por un  acuerdo con la Justicia, no sé. En cuanto a los testimonios de las víctimas, aunque en menor medida, sabía más o menos lo que habían sufrido porque yo mismo, lo había sufrido en carne propia. En febrero de 1977, estando con dos amigos en una tradicional pizzería de Córdoba, me puse a criticar de manera burlona a los militares; alguien debe haber escuchado e hizo la denuncia porque al rato entraron varios policías a la pizzería y nos sacaron afuera, desde donde nos subieron a dos patrulleros y nos llevaron al Cabildo. Allí funcionaba el “D2” que, como se sabe, fue uno de los más tenebrosos centros de detención de la dictadura. En ese lugar estuve secuestrado un día, esposado y con los ojos vendados y recibiendo golpes, torturas y, lo más terrible, un simulacro de fusilamiento para sacarme información que no tenía porque, aunque tengo ideas políticas como todo el mundo,  nunca pertenecí a ningún partido político ni a ninguna organización guerrillera. Mis dos amigos no la pasaron tan mal como yo porque, según ellos, habían hecho el servicio militar y sabían cómo tratar a los militares. Pero yo, que me había salvado de hacerlo, mientras me golpeaban los insultaba y eso lo pagué muy caro. Cuando nos largaron nos amenazaron de muerte si contábamos lo que nos habían hecho y a mí me dijeron que la había sacado barata porque hablar en contra del gobierno estaba penado con cuatro años de cárcel. Afortunadamente, hoy en ese lugar funciona el Archivo Provincial de la Memoria donde, entre tantos y tantos, están los datos de mi detención. Esta es la segunda vez que cuento en público esto que me sucedió. La primera vez fue hace unos años en un reportaje que me hizo Ricardo Fonseca en un programa de TV llamado “Detrás de las palabras”. Me pareció que no podía hoy contestar a tu pregunta sin contar esto.

Videla en el banquillo. Ilustración de Juan Delfini.
Videla en el banquillo. Ilustración de Juan Delfini. (Posterior al Juicio a las Juntas).

-Precisamente, iba a preguntarte: ¿alguna vez sentiste que la tensión de las audiencias o lo que estaba en juego en ese juicio sin precedentes en nuestro país te afectaba en lo personal, más allá de lo profesional?

-Me parece que lo que te conté antes responde a ese interrogante. Es un tema que conté muy poco porque mientras vivían mis padres no quería que se enteraran para no darles un disgusto, y después porque no era un tema fácil de contar por muchas razones. Recién cuando ya fueron pocos los que negaron aquella realidad me animé a contarlo. 

-La película “1985” ya ganó el Globo de Oro, el Goya y compite por el Oscar… ¿qué te pareció? Más allá de que se trata de una ficción inspirada en hechos reales, ¿hay algo que considerás una omisión, una tergiversación o un error grave en el filme? 

-La película me pareció buena, con excelentes actores y sobre todo resalto la idea de recrear el Juicio a las Juntas, que tanto significó para la democracia y sentó un precedente importante para que nunca más las Fuerzas Armadas quieran tomar el poder. Errores, omisiones o tergiversaciones graves no veo que haya, teniendo en cuenta que la película está basada, sobre todo, en el trabajo de la Fiscalía.

-¿Por qué dirías que ha causado tanto impacto entre los más jóvenes y entre el público de otros países?

-Porque una gran parte de la juventud ha tomado partido por los Derechos Humanos y también, puede ser, porque en la película vemos que son los jóvenes los que, en definitiva, colaboran con el trabajo de la Fiscalía. En cuanto a la repercusión mundial, esta película, además de su calidad artística, no hace más que confirmar que Argentina es admirada en todo el mundo por el trabajo de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y  demás organismos de Derechos Humanos en la lucha por el esclarecimiento de los crímenes y la condena a los responsables del terrorismo de Estado.

El cristo asesinado.
Nacido en cautiverio. Ilustración de Juan Delfini. (Posterior al Juicio a las Juntas).

-Como alguien que ha retratado con sus dibujos e ilustraciones la realidad política y social local, nacional e internacional en diferentes medios, ¿qué tema, momento o personaje te gustó más, cuál te dolió o molestó y cuál fue el más difícil en estos casi 40 años de democracia ininterrumpida?

-Voy a empezar por responderte cuál fue el momento más difícil, que no fue en democracia, sino, cuando los militares deciden tomar las Islas Malvinas. En ese momento, hacía apenas cuatro meses que iniciaba mi trabajo como ilustrador periodístico en el diario Puntal de Río Cuarto y el director de ese medio me pidió que hiciera un dibujo alegórico sobre el tema y yo le contesté que no, porque no estaba de acuerdo con las aberraciones que habían cometido y seguían cometiendo los militares en el gobierno de facto. No le gustó mi actitud pero no me sentí obligado ni me sancionaron sino que, a partir de ahí, sentí que había marcado un camino para mi profesión y que me lo respetaban. En cuanto a las primeras preguntas, la realidad social y política, en general, te da más dolores que satisfacciones; por eso disfruto mucho cuando tengo que dibujar algún personaje del mundo del arte que, en definitiva, también es mi mundo.

-En un momento de tu vida veías pasar el mundo por las Ramblas de Barcelona como artista urbano de esa ciudad... ¿cuánto y qué cambió para vos desde aquel mundo a este que elegiste y habitás hoy?

-La ida a España, en marzo de 1977, tiene que ver con un contexto muy especial: no hacía un año todavía del golpe, hacía un mes de mi detención y quería dejar el trabajo en una agencia de publicidad donde me desempeñaba como diseñador e ilustrador porque quería hacer caricaturas. Y España me pareció un buen lugar, por el idioma y porque estaba en pleno destape después de la muerte de (Francisco) Franco. Barcelona fue el lugar que elegí para hacer caricaturas en las Ramblas y como llegué en primavera no fue difícil trabajar en la calle. El problema llegó con el invierno que fue duro. Para entonces había pasado un año y me enteré de que en las Islas Canarias había turismo en las cuatro estaciones por el clima que tienen, así que decidí irme a Las Palmas de Gran Canaria. Ahí trabajé dos años en el Parque Santa Catalina, no sin antes padecer el rechazo de los propios caricaturistas y retratistas que allí trabajan hasta que, a fuerza de insistir, terminaron por aceptar la competencia. Ese mundo me gustaba y estaba tramitando la ciudadanía pero llegó un momento en que extrañaba mucho y decidí volver, en diciembre de 1980. Ese verano fui a Mar del Plata, donde también en la Rambla frente al Casino me instalé y me cansé de hacer caricaturas. Con ese dinero viví hasta el invierno, cuando me pasó lo mismo que en Barcelona y un amigo me avisó de un diario nuevo de Río Cuarto que se llamaba Puntal. Me fui a ofrecer, me tomaron y así comenzó esta nueva historia.

-¿Hasta qué punto las nuevas tecnologías y formas adoptados por los medios de comunicación modificaron o condicionaron tu manera de trabajar? ¿Qué hubiera cambiado de tus dibujos de aquel 1985 con los parámetros actuales?

-Uno de los cambios fue la incorporación del color que, si bien ya estaba desde mucho antes en las revistas, los diarios lo incorporaron hace relativamente muy poco y para los ilustradores significó una gran posibilidad. Otro de los cambios importantes fue, a partir de la computarización, el uso del escáner. En un primer momento me costó adaptarme a dibujar en una medida no mayor al tamaño de la pantalla del escáner, pero con el tiempo fue una forma de ordenarme. Lo que no hice, y no voy a hacer, es dibujar con la computadora; me gusta dibujar en papel y pintar con acuarelas.

-Si te pidieran dibujar a la Argentina de 2023, ¿qué no podría faltar en esa ilustración?

-Una leyenda que se viera desde el cielo y dijera: Nunca más al FMI.

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Se hizo justicia. Ilustración de Juan Delfini. (Posterior al Juicio a las Juntas).

*Juan Delfini es un ilustrador, dibujante y pintor, nacido en Ucacha (Córdoba).

De 1973 a 1976 trabajó en Córdoba como diseñador e ilustrador publicitario.

De 1977 a 1980 vivió en España, donde trabajó como caricaturista urbano. 

En 1981se inició como ilustrador periodístico en el diario Puntal de Río Cuarto.

En Buenos Aires, donde vivió desde 1982 a 1990 trabajó en los diarios La Voz del MundoEl Heraldo de Buenos Aires, colaboró en la segunda etapa de la revista Crisis, y participó como ilustrador en la colección Los Grandes Poetas, del Centro Editor de América Latina. 

En 1993 ganó el primer premio de Adepa, en el rubro caricaturas. 

En 1996 ilustró el libro Los Días Contados, de Daniel Salzano. 

En 1998 publicó el libro Aro, Aro, Aro... El Folklore Ilustrado

En 2005 la Municipalidad de Córdoba le entregó el premio Jerónimo Luis de Cabrera. 

En 2007 fue galardonado con el premio a la excelencia de la SND (Society for News Designe) de Estados Unidos. 

En 2021 ilustró el afiche del Festival Nacional de Folklore de Cosquín. 

Desde 1992 a 2017 trabaja como ilustrador en el diario La Voz del Interior, donde actualmente sigue como colaborador.

Exposiciones:

1977. DIBUJOS. La Caixa de Ahorros. Barcelona.

1981. DIBUJANTES Y FOTÓGRAFOS DE RÍO CUARTO. Río Cuarto. 

1984. RETRATURAS. El Depósito. Buenos Aires. 

1988. DIBUJOS AL MARGEN. Centro Cultural San Martín, Buenos Aires.

1992. IN MEMORIAN EGON SCHIELLE. Instituto Goethe, Córdoba. 

1997. El Humor al Recinto. Legislatura de Córdoba. 

1998. MEMORIA GRÁFICA. Universidad Nacional de Córdoba. 

1999. ARO, ARO, ARO... El Folklore Ilustrado. Cabildo Histórico, Córdoba. 

2000. DIBUJOS 1979 - 1999. La Casona, Córdoba. 

2002. LA LÍNEA. Centro de Arte Contemporáneo, Córdoba. 

2003. PINTURAS. Centro Cultural España Córdoba. 

2014. DELFINI AL NATURAL. Círculo Sindical de Prensa (Cispren), Córdoba. 

2014. RETRATURAS. Cocina de Culturas, Córdoba. 

2018. ARO, ARO, ARO...El Folklore Ilustrado. Escuela Roca, Cosquín. 

2019. LA ACUARELA. MACU (Museo de Arte Contemporáneo de Unquillo. Unquillo. 

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Redacción Mayo

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