De las memorias a la explosión de los influencers

¿Por qué nos interesan tanto las vidas de los demás?

Biografías, películas y series biográficas, autobiografías y memorias, literatura del yo, influencers que hablan de sí mismos. Son estos solo una muestra de las formas de contar vidas que fueron evolucionando y reinventándose. Por Julieta Fantini

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09-07-2021

Parece un exceso. Incluso puede juzgarse como narcisismo al extremo, pero allí están: proliferan los textos de todo tipo en primera persona. Recreaciones de fragmentos de vidas anónimas y célebres. Decenas de estrenos y proyectos de series y películas hoy se proponen retratar a aquel o aquella con algún mérito, tragedia o descubrimiento digno de retratar, o un fandom -grupo de fanáticos- lo suficientemente intenso como para asegurar el éxito en ese nicho de adoradores. 

También están los diarios personales y las cartas enviadas como materia prima de libros que se adquieren para acceder a una intimidad velada de grandes figuras que conviven en los anaqueles con los yo literarios de Karl Ove Knausgård o Emmanuel Carrère, por nombrar a dos de los más célebres. 

También, a fuerza del interés de las personas y por ende del mercado, a pesar de la imposibilidad de universalizar la experiencia (propósito de algunas de las artes del siglo pasado) aparecen en lo biográfico en general como una avalancha difícil de obviar: incluso personajes vivos son materia de recreaciones ficcionales, ya sea como un movimiento de relaciones públicas (con los libros políticos como ejemplo más directo), o el interés que mueve a las audiencias por saber algo más de un episodio en particular de quienes creemos saberlo todo, dado el nivel de conocimiento que se tiene gracias a Internet.

Esos movimientos, en algunos casos una pornografía del yo, se manifiestan en las películas y series biográficas con más intensidad, por la centralidad de lo audiovisual en los consumos culturales de las personas o, tal vez, porque la industria se quedó sin ideas.

Así y todo, desde lo más formulaico hasta la experimentación, los retratos en muchas oportunidades cuentan buenas historias, sean o no esclavos de la verdad histórica. En el caso de Hollywood se asiste a una genuina obsesión por las biopics o bioseries, dada la cantidad de proyectos que se estrenan cada mes o están en distintas fases de producción o preproducción, donde el juego de las imitaciones consagra a actores y también da lugar a bochornos forzados.

La ficción no ha muerto. Está claro. Sin embargo, la exposición por momentos cruda de las subjetividades -alentada por la presencia central de las redes sociales en la vida también de los artistas y creadores- está determinada por lo que Carrère definió en una entrevista reciente (al promocionar su última publicación, “Yoga”) que estos escritos -en su caso- autobiográficos “existen hace tiempo”.

“Lo que pasa es que como no escribo ficción, la realidad de mi vida está muy vinculada a todo lo que pueda contar”; dijo y remató: “Como escritor, soy un retratista”.

 

Popularidad

Esos retratos, sean literarios o posteos en redes, tienen un público fiel. La pregunta del millón es por qué son tan populares.  Y ese panorama dominado por los relatos de las vidas de otros y otras, para Juliana Rodríguez -editora de Cultura y Espectáculos de Vos y Número Cero de La Voz-, la sobreproducción y la popularidad depende de cada una de las disciplinas en las que se presenta: “En la literatura veo la influencia de la literatura del yo y sus vertientes -por ejemplo, el impacto de los textos en primera persona de los blogs- hasta la recuperación de la tradición de los ensayos y memorias en el campo literario estadounidense, con una historia más antigua que se está reeditando y releyendo”.

 

Por el lado del cine, la tradición de las biopics cobró mucha fuerza en los últimos años y, según la editora, las series tomaron la posta: “es un fenómeno reciente, y lo primero que se me viene a la mente es la de Luis Miguel -ejemplifica Rodríguez-, que también se relaciona con el mercado de la nostalgia; en el sentido de lo que proyectan los espectadores en la vida de esa persona”. En ese sentido, antepone la operación que hizo la serie sobre Monzón: “Ahí no está en juego la nostalgia sino la relectura de una biografía con el paradigma del presente. Se puede leer no como una biografía sino sobre un episodio (el femicidio de Alicia Muñiz), como se hizo con OJ Simpson en American Crime Story”.

Por su parte, para el crítico de cine y programador cinematográfico, Roger Koza, el origen del interés puede descifrarse con la intensificación de la cultura del espectáculo: “desde la década del 60 es lógico el interés por la vida de los otros. Antes, cuando aparece la literatura como un fenómeno novedoso y democrático se pudo empezar a explorar una cantidad de pensamientos y sentimientos que se tenían en la absoluta soledad y que, de pronto, eran posibles de ser corroborados en la vida de otros. Así, se conjuraba una sensación de singularidad, a veces de vergüenza, o uno podía sentirse desinhibido de hablar de sus propias cosas porque otros podrían decir algo (a través de los libros)”.

Koza se remonta aún más atrás para pensar el presente: “Además, hay una tradición de la filosofía occidental, relacionada con la confesión: usar la palabra para decir la verdad propia, y que en el mundo en el que vivimos esto llegó a una situación banalizada y estereotipada. Esto articula el interés obsesivo por el biopic; y también está dado porque el mismísimo yo de cualquiera es un espectáculo. Hay una demanda de transformar la propia historia diaria en una que tenga algún tipo de importancia para ser dada a conocer. En las redes sociales tenés la posibilidad de contar “tu historia”. Y eso me da la impresión de que es la cifra de nuestra forma de estar en el mundo. La historia de uno pareciera tener una relevancia y casi un potencial de ficción”, analiza Koza.

 

Enredados 

En ese contexto, la influencia de las redes sociales y el uso de la primera persona, aparece como un elemento central para la editora de Vos: “La experiencia siempre es personal, e incluso se trasladó al periodismo. Los manuales indicaban que la escritura era en tercera persona, y hoy la  aceptamos, se ve mucho en los jóvenes: todo texto está atravesado por la propia historia, aun cuando no es necesario o no suma, pero que es una marca de época”. 

“Todos tenemos experiencias dignas de ser contadas -sintetiza Rodríguez- y hace que ese interés en la vida de los otros sea indirectamente un interés en la propia vida, atravesada por la narrativa y sus géneros”.

En lo vinculado a las matrices del cine contemporáneo y las redes, para Koza están unificadas y se comportan “como ministerios de inspiración de los relatos”.

“De hecho -ejemplifica- la película La Red Social, una de las más débiles que hizo David Fincher,es un momento de cruce histórico: el origen de contar las historias están allí. Por otro lado, Twitter, por momentos, parecería ser un sucedáneo de un diván porno, en el sentido de que todo es inmediatamente del orden de lo público. Me pregunto sobre la cantidad de declaraciones que se hacen en esa red social a quién están realmente destinadas. Porque se cuentan cosas de las que se relatan en un análisis”. Así, advierte que “el orden de lo público es auditado por obsesiones privadas”.

Como consecuencia, para Koza: “este es el punto de inflexión entre el biopic, el espacio público de discusión, los relatos sobre personas y la permanente constatación por parte de los anónimos de que sus historias podrían tener un interés público. Porque, además, de inmediato lo tienen a fuerza de escándalo, ingenio o de alguna singularidad en sus declaraciones en redes sociales”. 

Para el creador del blog Con los ojos abiertos, la ruptura que representan las redes sociales son el tema de época, por ende, dice: “que el biopic sea un tema de consumo pertenece a una misma lógica de fantasía, de representación”

“Y, en un principio -agrega- explicaría este apogeo del género en el cine, que tiene un correlato en la literatura con las literaturas del yo, escritores que se toman a sí mismos como estímulo inicial para escribir algo que los tiene como eventuales protagonistas, ligeramente desplazados en una situación de ficción respecto de sí mismos. Esta operación del yo sobre el yo devenido en algo que no es exactamente igual al yo está en la matriz literaria, cinematográfica y en series”.

 

Historias reales. ¿Reales?

En relación con el concepto de “basado o inspirado en hechos reales”, que interpela al espectador para su atracción, a diferencia de lo que sucedía antes, ahora la fidelidad a los hechos, por las fuentes de acceso a la información, obliga a quien cuenta este tipo de historias a ser lo más riguroso posible. 

En ese aspecto, Rodríguez apela al pacto de lectura: “El que teníamos hace unos años cuando leíamos o veíamos biografías era más poroso, no demandábamos tanta rigurosidad a la ficción con respecto a los hechos en los que se inspiraba. Entendíamos que se trataba de una recreación ficcional. Hoy, con el acceso directo al material de archivo y el hecho de que las personas ven, por ejemplo, la mencionada serie de Luis Miguel, y al mismo tiempo googlea las noticias de la época de lo contado. Se da un uso doble de la pantalla: comparar lo que se cuenta y lo que pasó. Y genera un nuevo contrato de lectura, en el que se le pide que sean menos ficción y más realidad”. 

Las true crime story son otro de los fenómenos asociados a este paisaje narrativo. Historias de crímenes reales recreadas al detalle y que, en algunos casos, hasta cambian el curso de investigaciones ya cerradas o inconclusas. 

Al respecto, Rodríguez cita la ficción que HBO hará del caso García Belsunce que ya fue motivo de una serie documental. En ese marco, la periodista se pregunta cuándo se hará lo mismo con el asesinato de Nora Dalmasso: “Estos casos involucran varios factores: el recorte de una vida, la mirada actual sobre ese hecho. Juega la perspectiva que te da el paso del tiempo para relatar un tema. La lectura actual atravesada por corrientes de pensamiento nuevas, por la perspectiva de género, en muchos casos y también cuestiones políticas, entre otras; hace que ese contar lo que los medios nos relataron hace tantos años sea contar otra cosa, es algo nuevo: no se trata, por ejemplo, de contar la vida de María Marta, sino aun con el material de archivo, analizarlo con la mirada de hoy”.

A este fenómeno se suma la perspectiva de quién cuenta: si estamos ante una biografía autorizada o no: “Las series de Carlos Tévez y Diego Maradona tuvieron el OK de los protagonistas, por ejemplo. Y si eso sucede o no es más pertinente para entender la ficción: de quién es la versión de los hechos que más que cuán basada está en hechos reales”. 

Al respecto, para Koza hoy es un enigma definir un hecho real: “Hay formas de la ficción en lo que llamamos hechos reales. Cuando vemos películas que dicen basarse en ellos, ya estamos entre lo que se entendió como hecho real en su momento a una nueva dimensión de la ficción. Creo que es una de las grandes paradojas: la insistencia en poner esa frase es un síntoma de un mundo al que le cuesta organizarse en torno a una episteme donde se pueda reconocer o se pueda distinguir con precisión ficción o no ficción”.  Así, agrega que hay un auge de perspectivismo: “como si todo occidente se hubiera vuelto nietzscheano, no hay hechos, solo interpretaciones de ellos”, dice y agrega: “Sospecho de esa lectura del mundo, pero puedo ver con precisión de que esa es la filosofía dominante. Por lo tanto, el atractivo del “basado en hechos reales”, es como si funcionara de un modo falso, porque realmente no es real, sino un contrapeso de un mundo organizado en sí en una ficción permanente”.

 

“Hay una matriz contemporánea donde todo pareciera ser organizado bajo la idea de la ficción”, enfatiza el crítico: “es muy difícil resistir el imperativo de contar historias. Y hay un cine que intenta alejarse de los elementos más poderosos y dominantes, de una matriz menos explorada cuya voluntad no es narrar sino percibir: es decir, trabajar sobre la percepción y no sobre la narración”, concluye.

 

PARA VER EN SENSA

Ava Gardner, La Gitana De Hollywood

Ciudadana Jane Fonda

La Hermana De Mozart

Pavarotti

Juan Luis Guerra 4:40: Entre Mar Y Palmeras

Pablo Casals, La Fuerza Del Silencio

Hugo Pratt, Trazo A Trazo

Dibujos De Christian Dior

La Escafandra Y La Mariposa

Un Método Peligroso

The Lady And The Dale

Yusuf Hawkins: Storm Over Brooklyn

Allen V. Farrow

Sergio Mendes

Enrique Viii: Hombre, Rey, Déspota

Katy Perry Movie: Part Of Me

Behind The Candelabra

Dolor Y Gloria

The Normal Heart

Bessie

Mids 90

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Ilustración de la nota: Vector de Redes sociales creado por stories - www.freepik.es Vector de Redes sociales creado por stories - www.freepik.es

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Redacción Mayo

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