Modelo para armar

Autorretratos, así es Uruguay para los uruguayos

Cinco testimonios analizan críticamente los hechos, mitos y clichés del país más elogiado de la región. Por Marcelo Taborda

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10-10-2021

Ilustración Chelo Candia

 

Hay una mirada latinoamericana que ubica a Uruguay como el país que hay que imitar. Desde Argentina, los elogios y simpatías hacia el vecino son profesados alternativamente por ciudadanos y dirigencia política, más allá de ideologías y grietas. ¿Cómo se ve todo eso del otro lado del Río de la Plata? Las que siguen son algunas respuestas de uruguayas y uruguayos consultados por Redacción Mayo. Miradas introspectivas, más allá de los clichés, que trazan un perfil del país desde la orilla del frente.

 

¿Orgullosos o humildes?

“Existe una especie de idealización positiva del Uruguay entre los argentinos y, también, lo contrario: una visión negativa de la Argentina entre los uruguayos, cosa que viven, con razón, como una traición. Me disgustan las dos cosas. Creo que nos conocen menos de lo que creen, pero más de lo que nosotros creemos que nos conocen. Somos un país orgulloso que en la primera mitad del siglo pasado dejó atrás las herencias del colonialismo salvaje, como las enormes diferencias de clase que persistieron en el resto de Latinoamérica. Somos un país que alcanzó cierto grado de integración social, con movilidad y justicia social, y relativamente rico, aunque habría que revisar cuánto de esto no será un mito”, dice Gonzalo Viera, 51 años, quien se define como padre, esposo, cantante, fotógrafo y arquitecto, “en ese orden”.

“La convivencia política, la calidad de las instituciones, menos nivel de corrupción, son datos bastante tangibles que nos reflejan, más allá de idealizaciones. Uruguay es un país que prefiere ese perfil bajo, tranquilo, gris por muchos momentos. Conservador, muy aferrado a las tradiciones, más allá de los jóvenes con ideas innovadoras. Tiene un sistema político de más de 100 años, estable. La convivencia es real porque, como es un país de poca población, más o menos nos conocemos todos. No le hacemos la cruz al vecino por ser de otro partido. Eso por suerte se mantiene”, sostiene Pedro Dutour, periodista que vive y trabaja en Paysandú.

“Mucho de lo que se dice no es real. En el fondo somos racistas, xenófobos y homofóbicos. ¿Tolerancia política? Jaja, les diría que se den una vueltita por Twitter”, dispara Bea de Tabárez, ama de casa que se crió en la zona fronteriza con Brasil y ahora reside en la capital.

“Creo que los uruguayos somos humildes, generosos, solidarios, patriotas y bastante instruidos, si nos comparamos con el resto de los países latinoamericanos. En la educación está algo así como un remanente internalizado de lo que dicen que rezaba el prócer (José Gervasio) Artigas, aquello de 'sean los orientales tan ilustrados como valientes”, reflexiona Gabriela Petit, traductora, de 57 años.

 

“Paisito”, ¿sí o no?

 “Creo que hay una especie de autopercepción exagerada con eso del 'paisito'. En materia de superficie no es un país pequeño: es un país de mitad de tabla. Lo que pasa es que está entre dos países enormes. La población, sí, es relativamente pequeña. A mí me 'rompe' un poco esa expresión. Hay como una cosa heroica, una falsa modestia: 'somos tres gatos locos y tenemos cuatro estrellas en la camiseta'. También, como una especie de glorificación de lo chiquito. Todo bien con la humildad y la dignidad del hombre común, pero se nos va la mano”, alega Gonzalo.

“Ese concepto de 'paisito' es justamente lo que nos fortalece y nos une. Habla de la resistencia de nuestra identidad rodeada de esos gigantes que nos cercan”, dice Gabriela.

“Lo del 'paisito', a mí no me gusta nada. Lo dicen los propios uruguayos, sobre todo, pero es un complejo de inferioridad total. 'Paisito'... Uruguay es más grande en tamaño que Holanda, ¿de qué paisito me hablás?... ¡no jodas!”,  se enfada Pedro. 

“Lo de 'paisito' fue un invento de quienes se tuvieron que ir por razones políticas y extrañaban el fútbol, el asadito del sábado, las alpargatas, los panchos de La Pasiva, los ravioles del domingo en casa de la Vieja... Una nostalgia romantizada de la que todos padecimos y hoy no parece más que un sentimiento simplista, cuando el principal asunto era la libertad perdida y no la barra del boliche”, opina Óscar, jubilado de 75 años.

 

La “Suiza” de América

“Aquello de la 'Suiza de América' surgió cuando el desarrollo estaba de este lado del mundo, no estábamos en guerra y no había la pobreza, ni estaba destruido todo como en Europa. En aquel tiempo Uruguay era una fuerza pujante, pero ya dejamos de ser la 'Suiza de América'. De lo contrario, tendríamos que estar como Suiza o como Bélgica... Es una exageración. En lo que podemos acercarnos un poco más a Europa es en lo que se refiere a estabilidad política e institucional” (Pedro).

“Creo que Uruguay fue efectivamente la 'Suiza de América' como fue campeón del mundo en el Maracaná. Es decir, se dio porque se dieron las circunstancias propicias. No hicimos ningún mérito para ello” (Bea).

“Lo de la 'Suiza de América' es otra cosa que me molesta. ¿Por qué nunca se le dijo a Suiza que era la 'Uruguay de Europa'?. En esa metáfora hay un eurocentrismo y un complejo de inferioridad importante. Cada uno es el que es. Algunos dicen en broma que ahora somos la 'Suiza de África'. Seguimos marcando jerarquías, ¿no? Dejemos a los países y los continentes que sean lo que son tranquilos” (Gonzalo).

“El concepto de 'Suiza de América' no sé si perdura en las nuevas generaciones, pero quienes nos formamos durante el siglo pasado lo tenemos como un tiempo que no vuelve más, económicamente próspero. Fue un tiempo de bienestar social en el que las nuevas leyes contemplaban a trabajadores, niños, mujeres, lo que junto con la separación de la Iglesia y el Estado, entre otros puntos, nos hizo creernos los más europeos, algo que creemos hasta hoy (Gabriela). 

“Esa 'Suiza de América' nos duró lo que la guerra de Corea. Hoy es el secreto bancario el que ha perdurado de aquella imagen idealizada del buen vivir, del confort, de los campeones mundiales...” (Óscar).

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Redacción Mayo

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