Alicia Stolkiner

“Las poblaciones de los grandes conglomerados urbanos fueron las más afectadas por la pandemia”

Para la especialista en salud mental Alicia Stolkiner, los adultos mayores fueron doblemente perjudicados por la crisis sanitaria, al ser un grupo de riesgo y porque, sin manejo de las tecnologías, se les dificultó mantener los vínculos. Por Cris Aizpeolea.
mask-gb84856546_1920 Salud Mental
03-10-2022
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-La pandemia invitó a pensarnos colectivamente, ¿quiénes vieron más afectada su vida cotidiana?

-Es complicado de decir, porque podríamos trazar distintos grupos pero, en principio, las poblaciones más afectadas fueron los grandes centros urbanos; allí fue donde más se alteró la vida. Recuerdo una persona que me llamó de Rio Negro y me preguntaba si podía salir de su casa, siendo que su vecino más cercano estaba a 200 metros... Claramente, allí se sintió distinto. Vivimos en un país donde más del 75% de la población es urbana y una gran parte de la población la tenemos en un solo gran conglomerado urbano, que es el AMBA. Como zona del país, en el AMBA y en las ciudades más pobladas fue donde más se alteró la vida.

-¿Y si tomamos los grupos etáreos, por ejemplo?

-Dentro de los grupos generacionales hubo algunos doblemente afectados como los adultos mayores. Por un lado porque muchos de ellos estaban viviendo solos pero con red social -con hijos, con parientes- y el hecho de convertirse en grupo de riesgo los condenaba a la soledad. Más aún los que estaban institucionalizados, que se les cortó el vínculo con el exterior. Pero lo que dificultó seriamente la situación de los adultos mayores (salvo de quienes estaban aggiornados con el tema) es que son una generación previa a las tecnologías, y éstas pasaron a ocupar un lugar central en la posibilidad de mantener los vínculos en ausencia. Ahí se develó que, para una generación completa, la educación recibida no le permitía desempeñarse adecuadamente, porque en esta época no manejar las tecnologías equivale casi a ser analfabeto a finales del siglo 19. Ocurre que aquí pensamos la educación con los ciclos de capacitación laboral, y nunca se nos ocurrió pensar en un plus de educación formal en tecnología para quienes ya habían terminado, no sólo su educación, sino su etapa laboral. Pensamos en la educación para el trabajo. No pensamos la educación para la vida. Y hubo otros grupos también muy afectados.

-¿Quiénes más?

-Otro grupo muy afectado fueron los niños en edad escolar y los adolescentes, porque desde el momento del nacimiento, el crecimiento es desprendimiento, y la búsqueda y la construcción de la identidad y el desarrollo de los vínculos fuera del hogar, en nuestra sociedad, está fuertemente institucionalizado en el sistema educativo. Nosotros no vivimos en familias ampliadas que puedan socializar con otras personas. Tal vez pueda existir algo de eso en los pueblos, pero en los grandes conglomerados urbanos, el lugar donde niñes entran en contacto con otros pares es básicamente en la escuela y con la pandemia se cortó su socialización extra hogar. En los adolescentes, ni hablar, porque es el momento en que una parte importante de la vida, la prueba de la sexualidad, las cuestiones relativas al amor, la amistad, ocupan un lugar central. 

-¿Desde lo social, cuál es la evaluación?

-Esa fue otra realidad también. En la convivencia forzada por la pandemia, el hogar puede ser el lugar donde uno se refugia pero también puede ser un infierno para situaciones de violencia doméstica al interior del hogar, particularmente las de género y de generación, que se agudizaron. Tampoco mencioné a la infancias que estaban institucionalizadas y a quienes no tenían condiciones adecuadas en sus viviendas para que funcionara ese “quedate en tu casa”. En algunos lugares de la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, se citó la consigna “quedate en tu barrio”, para tender al cuidado colectivo.