LA VIDA EN VIDEOS

YouTube, una vieja novedad

Nació como una alternativa posible al poder de los programadores de TV, pero con el tiempo su relación con el tótem de los medios masivos se ha vuelto más compleja. ¿Hacia dónde va la plataforma ahora? Por Luciano Lahiteau

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30-12-2021

Ilustración Juan Dellacha

 

Una mirada al reporte anual de los videos más vistos en YouTube durante 2021 muestra que ninguno de los pronósticos fue certero. El recorte en Argentina pone de manifiesto que, en estos dieciséis años de vida, YouTube no reemplazó a la televisión y tampoco la cambió drásticamente. Y menos aún: no se mantuvo ajeno a su influjo, sino que permanece atado a ella en una relación simbiótica. 

YouTube, que comenzó como una plataforma donde compartir videos caseros, es también una videoteca o cinta de registro de los contenidos diseñados para televisión. En esa frontera contaminada, donde figuras, formatos y lenguajes pasan de un lado al otro, es donde se define YouTube hoy, mientras pierde terreno ante la instantaneidad, la interacción y la sencillez de TikTok y Twitch, y lo desafían el avance de las plataformas de suscripción de las grandes productoras de la industria audiovisual. Mientras tanto, crecen los contenidos desinformativos, los discursos de odio y la dispersión de los youtubers y músicos en otros soportes, en búsqueda de más y mejor rédito económico. ¿Hacia dónde va YouTube ahora?

 

Sin restricciones

A las 20:27 del 23 de abril de 2005, Jawed Karim subió el primer video a YouTube, la flamante plataforma de videos para reproducir en línea que había creado dos meses antes junto a Steve Chen y Chad Hurley. Los tres trabajaban para PayPal en San Bruno, California, y tenían sus títulos de grado: Karim y Chen habían estudiado ciencias de la computación y Hurley diseño. El video (donde Karim hace algunos comentarios obvios en el zoológico de San Diego) no tiene mucho sentido y eso, en parte, era nuclear al asunto: un lugar donde subir contenido sin censura previa, sin parámetros técnicos o visuales ni objetivo aparente y que los usuarios pudieran verlo, comentar y responder. 

Karim, Chen y Hurley habían dado con el concepto de YouTube cuando quisieron volver a ver las polémicas imágenes del show de mediotiempo del Super Bowl XXXVIII del 1 de febrero de 2004, donde Justin Timberlake corrió parte del vestido de Janet Jackson para que se le viera el pezón. El Nipplegate era tema en todo Estados Unidos: el evento de mayor audiencia televisiva, producido por MTV y CBS, despertó una amplio debate sobre los contenidos televisivos y la libertad de expresión. Al constatar que la algidez del debate y la preeminencia de los sectores contrarios a ese tipo de exhibiciones habían erradicado las imágenes del escándalo de los portales informativos y buscadores de internet, Karim, Chen y Hurley decidieron reorientar sus esfuerzos y crear una plataforma donde los estadounidenses pudieran compartir sus videos caseros y registros de la televisión en lugar de HotOrNot.com, el sitio de citas que habían ideado originalmente.   

 

El despegue

La pasión de los norteamericanos por las filmaciones domésticas y el copiado casero de contenidos televisivos hizo de YouTube un elemento casi natural a la cultura estadounidense. El abaratamiento del acceso a la web y de los dispositivos para filmación digital completaron el cuadro favorable, que Google percibió rápido. Un mes después del video de Karim, YouTube ya tenía unos 30.000 espectadores por día y había cambiado su slogan a “Tu Repositorio de Video Digital”. Luego de algunas inversiones privadas que posibilitaron el desarrollo de su versión beta, YouTube tuvo un crecimiento exponencial durante 2006: en marzo de ese año ya se contabilizaban 20.000 nuevos videos por día y para julio unas 100 millones de visualizaciones diarias. Google decidió no esperar más y compró la plataforma en octubre: pagó 1.650 millones de dólares.

En el frenesí de cruces mediáticos que siguieron a la venta (Karim buscó más crédito en la creación de YouTube que el rédito económico que le reportó la operación, que fue inferior a la de sus socios), el primer youtuber acertó a definir el valor revolucionario de la plataforma: “era la primera vez que alguien diseñaba un sitio web donde cualquiera podía subir contenido que todos los demás pudieran ver. Ese era un concepto nuevo porque hasta ese momento, siempre eran las personas propietarias del sitio web quienes proporcionaban el contenido".

La liberalización que propuso YouTube fue cooptada rápidamente por los más fuertes del mercado. Aún antes de que Google se quedara con la plataforma, la firma de vestimenta deportiva Nike usó YouTube como espacio de innovación publicitaria. El hipnótico spot de Ronaldinho probando sus nuevos botines en un entrenamiento en Barcelona se convirtió en un contenido que millones de usuarios miraron una y otra vez intentando descubrir sus trucos, y que llevó la publicidad audiovisual más allá del cine y la televisión. Por primera vez, un anunciante no se veía en la necesidad de pagar una pauta de publicidad al medio (fuera una televisora o una distribuidora), sino simplemente subir el contenido a una plataforma donde los interesados fueran a buscarla. El trabajo de difusión lo hacían los mismos consumidores al compartir el video. 

 

¿Una nueva TV?

Google orientó a YouTube en una dirección asociativa a la televisión. Durante 2007, 2008 y 2009 la compañía suscribió convenios dirigidos a que sus contenidos pudiesen verse en televisores hogareños y que las grandes productoras y televisoras de Estados Unidos fueran habilitadas a subir contenidos y así captar al público adolescente, que era (y continúa siendo) mayoritario en la plataforma. Más tarde llegaron los contenidos exclusivos (y pagos) para el público europeo, las transmisiones en vivo de eventos de interés público (como debates presidenciales o sesiones parlamentarias, discursos políticos y marchas civiles), y de contenidos y galas de televisión, YouTube Music, YouTube Gaming y cientos de funciones que complementaron la interacción básica entre usuarios.

Tal vez el cambio más rotundo que planteó YouTube fue la cuantificación inmediata de espectadores y la devolución instantánea de los usuarios. En sus transmisiones, y pese a que existen estafas posibles, puede verse en tiempo real cómo fluctúa la cantidad de visualizaciones, lo que habilita lecturas respecto del atractivo de lo que se transmite minuto a minuto, como soñara registrar el rating televisivo. La actividad en los comentarios y los chats también pasaron a formar parte de la ecuación, y es allí donde puede definirse el destino de un humorista, una bailarina, una cantante o una participante en una competencia de freestyle o moda. YouTube y su comunidad desarrollaron el poder de moldear las televisión y de crear una constelación de generadores de contenido que parece siempre volver a la órbita de la vieja caja idiota: del stream al prime time televisivo, y de regreso a los soportes en línea. Un nuevo tipo de estrella (los “creadores de contenido”) que en la plataforma de videos encuentra el espacio de experimentación y que, más tarde o más temprano, encuentra su validación en las estructuras y parámetros de los grandes jugadores de la TV.

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Redacción Mayo

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