La imagen del presidente Alberto Fernández en la Plaza de Mayo celebrando el Día de la Militancia fue un mensaje al interior de la coalición de gobierno tras el resultado del 14 de noviembre. “Tenemos que hacer lo necesario para que en 2023 aseguremos un triunfo rotundo”, disparó en tono encendido desde un escenario que lo tuvo como único orador.
La claridad de sus dichos choca contra las diferencias evidentes entre los distintos sectores del Frente de Todos (FdT). Para Shila Vilker, directora de la consultora Trespuntozero “en el oficialismo las preguntas sobre quién manda, cómo se construye el consenso y cómo se articula la coalición están tan vigentes como desde el primer momento”. Paso seguido apunta que el oficialismo exagera la gestualidad frente a sus carencias. “En algún punto es como una suerte de película italiana donde, en este caso, se exacerba la unidad como en la marcha del Día del Militante. Hay una sobreactuación tanto de las diferencias como de la unidad en el FdT”, describe.
Para el codirector de la revista Panamá, Pablo Touzon, el resultado electoral dejó una suerte de “empate de debilidades” dentro del oficialismo: “Hubo un respiro porque las expectativas que tenían era de una derrota mayor”.
En los últimos cuatro días, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner no publicó ni siquiera un tuit para hacer un balance electoral. Este escenario inestable que tiene a la vicepresidenta en “modo avión” -según apunta Vilker- supone una ventaja para el oficialismo. Para Touzon, “el silencio de Cristina es un veranito para Alberto”. “Hasta ahora no sabemos qué opina”, dice el analista.
El recuerdo de la derrota del oficialismo en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) está presente. La expresidenta publicó su famosa carta cuatro días después y desató una crisis en el gobierno que provocó un recambio en el gabinete.
Esta vez, Alberto Fernández se anticipó y dio una señal clara para el futuro inmediato: habilitar las PASO. “Mi mayor aspiración es que en 2023, desde el último concejal hasta el presidente de la República, lo elijan primero los compañeros del FdT”.
“Lo que está diciendo Alberto es central: “No se vayan ahora que, en el 2023, hay PASO y los candidatos no los va definir Cristina. Ese el caramelo para todos. Hace jugar al peronismo dentro del juego para el que fueron creadas las primarias por Néstor Kirchner en 2009. De esta manera, no dispersa y evita que surja un peronismo alternativo de los gobernadores”, apunta Touzon.
Alberto Fernández, entonces, debe sembrar futuro. Mantener la cohesión de la coalición es un punto clave para el peronismo que, por primera vez desde el retorno de la democracia, perdió el quórum en la Cámara de Senadores. Contará desde el 10 de diciembre próximo con 35 bancas y necesita 38 para tener quórum propio. La oposición tiene 31 senadores y hay seis bancas que quedaron por fuera de la grieta, en manos de fuerzas provinciales que serán vitales para las necesidades de gestión que tiene el peronismo.
Precisamente la administración será un punto clave para probar la amalgama que une al panperonismo según Vilker. “Esta suerte de relanzamiento funciona por ahora mientras que no haya que tomar decisiones de peso en relación a los puntos más importantes como el Presupuesto 2022, el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la discusión ajuste o no”, refiere.
“Un gran leading case para ver cómo funcionará la coalición es lo que pasará con el Fondo Monetario de acá a tres semanas. Si tiene algún reflejo de supervivencia es probable que lo hagan juntos”, complementa Touzon.
“El máximo horizonte que se puede trazar es el 2023 y cuáles son las figuras de cara al 2023. Ahora Sergio Massa va a tener un rol más importante en el Congreso, porque las grandes decisiones van a pasar por ahí”, agrega Vilker.
En la oposición
El resultado del domingo pasado también dejó presentada la ubicación de las piezas sobre el tablero de la oposición. “En Juntos por el Cambio (JxC), las generales marcaron el inicio de la carrera electoral de cara al 2023. Inauguraron una disputa que la elección no pudo saldar”, reflexiona Vilker.
Para Touzon, las tensiones al interior de JxC son “dolores de crecimiento”. “Juntos tiene problemas de expansión y no de retracción, pero tampoco tiene un principio organizativo, Horacio Rodríguez Larreta tiene una pole position por ser el dueño del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), pero hay un mapa muy federal de Juntos que ha crecido y que todavía no se ha terminado de proyectar”, apunta.
“Del 2015 al 2019 Juntos tenía un liderazgo claro: Mauricio Macri. Era la fuerza de ese candidato que había logrado conjugar a partidos minoritarios, la CC y un radicalismo mal pago. Hoy no es el mismo radicalismo”, menciona la directora de Tresopuntozero.
La rediscusión de la composición societaria será una de las discusiones centrales dentro de juntos por el Cambio. A la gravitación del Rodríguez Larreta se le suma las expectativas de Patricia Bullrich y las intenciones del senador Martín Lousteau, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, y el propio Macri.
Los gobernadores
El Gobierno nacional focalizó su análisis en la provincia de Buenos Aires. Allí recuperó parte del terreno perdido en las PASO y achicó la diferencia con Juntos a décimas. De allí surgió la interpretación de “victoria” desde el propio presidente.
Con esa interpretación se podría argumentar, también, que fueron “victorias de la oposición” los ajustados resultados que logró el oficialismo en San Juan, Tucumán, Chaco y Salta, como apuntó el ex embajador nacional y dirigente riojano, Jorge Yoma esta semana durante una entrevista televisiva.
La dimensión federal de la elección tiene otros matices para desagregar. Para el analista político y asesor parlamentario Domingo Coronel, el resultado electoral del domingo fue un mensaje del interior al centralismo porteño.
“Si uno mira el mapa amarillo ve la reacción de la gente ante una política unitaria. Al Gobierno nacional solo le interesa el AMBA. No hay ninguna política que tenga que ver con el interior del país. El domingo fue una respuesta del interior, que indudablemente se queja de la falta de políticas federales”, apunta Coronel.
Una de las preguntas dentro del oficialismo es si hay un emergente desde el interior que pueda agregarle un contrapeso al Gobierno, que pueda “prometer” futuro. A la luz de los resultados del domingo son pocos los que pueden festejar con holgura dentro del oficialismo.
Por caso, Gerardo Zamora en Santiago del Estero sacó el 63,5 por ciento de los votos; en Catamarca, Raúl Jalil el 50,3 por ciento; Ricardo Quintela en La Rioja con el 56, 6 por ciento y en Formosa, el polémico Gildo Insfrán, que lleva 26 años en el poder y obtuvo el 57,6 por ciento de los votos.
El resto de los gobernadores peronistas sufrió una merma electoral. Sergio Uñac en San Juan Logró una victoria ajustada. Lo mismo que en Tucumán, tierra del jefe de Gabinete Juan Manzur, los rindes electorales estuvieron lejos de lo esperado. Por fuera del oficialismo, Juan Schiaretti perdió por casi 30 puntos frente a JxC.
“Es cierto que se plebiscitó la gestión nacional. No se les puede achacar cuentas que no son estrictamente locales. La pregunta de la elección fue sobre el Gobierno nacional y no sobre los liderazgos locales. No obstante, tampoco apareció un gobernador peronista que se perfilara para liderar un espacio”, describe Vilker.
Y agrega: “Dentro del oficialismo vimos un desgaste de las figuras que tenían proyección nacional y el resultado tampoco permitió advertir nuevos emergentes. La idea de que los gobernadores pueden aparecer como una gran renovación no termina de aparecer”.