12 MESES DESPUÉS

Un año de Covid-19, del paciente 0 al primer millón de vacunados

De norte a sur y de este a oeste, no hubo una región que no sufriera la llegada del virus ni sus efectos en la vida cotidiana. Cómo impactó de manera diferente en distintos puntos del país.

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30-04-2021

Ilustración: Juan Pablo Dellacha

A las 21.14 del jueves 19 de marzo del 2020, el presidente Alberto Fernández anunciaba el inicio de la cuarentena obligatoria en todo el país. En Argentina había apenas 158 contagiados de Covid-19 distribuidos en nueve provincias y sólo tres fallecidos. Todos eran casos importados. 

A un año de la fecha que quedará grabada por generaciones, la pandemia dejó múltiples cicatrices y cambió la forma de relacionarnos. De norte a sur y de este a oeste, no hubo una región que no sufriera la llegada del virus ni sus efectos en la vida cotidiana. Argentina ya supera los dos millones de personas infectadas. 

El inicio de la campaña de vacunación abre una luz de esperanza. Sin embargo, en marzo del año pasado, las certezas que había sobre el virus eran escasas. La incertidumbre fue igualadora y lugares sin casos y escasa conexión a Internet recibieron el mismo trato que los principales centro urbanos, donde los grandes medios de comunicación concentraron su atención. 

 

Primeros casos

El 3 de Julio de 2020, casi tres meses y medio después del inicio de la cuarentena, la Argentina alcanzó uno de sus tantos picos de fallecimientos hasta el momento: 53 personas muertas por Covid-19 en un solo día. El conurbano bonaerense aceleraba su ritmo de contagios a una velocidad escalar. Y Catamarca, la última provincia de la Argentina en completar el mapa Covid, anunciaba su primer caso. 

Mientras los grandes medios de comunicación ponían el foco en la situación en la provincia y la Ciudad de Buenos Aires, que alcanza su pico de infectados, en Puerto Rico, Misiones,  el primer caso se vivía algo extraordinario y con mucho temor. Una mujer de 43 años se convirtió en la paciente 0, mientras otras 20 personas comenzaban su aislamiento preventivo. Con el tiempo, esas prácticas también se hicieron comunes en todos los rincones de la Argentina.

 

Camas críticas

La cuarentena anticipada sirvió para equipar el sistema de salud. La ventaja de contar con “el diario del lunes” -como sostenían especialistas y dirigentes- le permitió dotar de insumos -principalmente respiradores- al sistema hospitalario. Según un relevamiento realizado por Chequeado, en marzo había en el país 8.544 camas críticas, de las cuales 5.980 tenían respiradores. El  presidente Fernández señaló en la apertura de sesiones que la capacidad hospitalaria se aumentó en todo el país un 47 por ciento y se incorporaron 3.300 respiradores.

A pesar de la inyección de recursos, el sistema sanitario sufrió mucho estrés y en varios  puntos del país estuvo al borde del colapso. La pandemia puso el dedo en llaga en el rol estatal en la salud.

El viernes 4 de septiembre, el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, anunció que la ciudad de Rosario y otros cuatro departamentos de esa provincia volvían a fase uno. 

El área metropolitana de esa ciudad vivía momentos de zozobra. Durante la primera semana de septiembre, Rosario registró 4.729 casos positivos de Covid-19 y dos semanas después alcanzaría su pico con 6.914 casos, a razón de mil por día. 

A mediados de ese mes, Santa Fe superó en cantidad de contagiados detectados a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, mientras el sistema hospitalario del Gran Rosario acusaba niveles de ocupación de camas críticas que superaban el 90 por ciento.

A 60 kilómetros de esa ciudad, en Fuentes el sistema de salud público recibía el apoyo de la comuna y el aporte de comunidad para afrontar la crisis sanitaria. 

 

Educación

Durante la cuarentena, lo único que creció fue la estadía en los hogares. Se hicieron comunes palabras antes sólo reservadas para especialistas: barbijo, distanciamiento social, aislamiento, hisopado, contacto estrecho, educación virtual, zoompleaños, cuarentenials. Se creó el nuevo léxico de la pandemia. Todo se adaptó a la nueva normalidad.

La escuela, una las instituciones emblema del siglo XX para la estructura social, tuvo que adaptarse a las nuevas tecnologías. Sin embargo, la virtualidad no reemplazó a la presencialidad y el impacto sobre el aprendizaje de conocimientos y pautas de comportamiento de los estudiantes aún es una pregunta a resolver para los especialistas.  

A finales del año pasado, un estudio de Unicef señaló que “no hay relación entre la operación regular de las escuelas y las tasas de transmisión comunitaria”. Argentina fue uno de los países con menos clases presenciales del mundo. Padres de todo el país comenzaron a presionar para el regreso a las aulas.

La decisión del Gobierno nacional fue finalmente reabrir las escuelas. El lunes 1 de marzo, en medio de una modalidad mixta -que alternará durante todo el año presencialidad y virtualidad- las escuelas volvieron a recibir alumnos. 

 

Muertes

El 25 de noviembre del año pasado, todo el país hizo un gran paréntesis de la cuarentena. A poco de cumplir 60 años y luego de someterse a una operación cerebral, falleció Diego Armando Maradona. 

Su muerte fue un luto nacional y abrió un sinnúmero de debates sobre su personalidad y magnetismo,  la relación del fútbol y la política, cómo se debía abordar la muerte de un ídolo popular el  feminismo. Uno de los que más quedó expuesto fue el derecho  a la despedida de los seres queridos. 

Las imágenes de un velorio desmadrado en la Casa Rosada causaron indignación entre muchos familiares que no pudieron dar el último adiós a los afectos como consecuencia de los protocolos sanitarios definidos durante la pandemia.

Argentina superó los 50 mil muertos por Covid-19 a principios de enero. Desde el principio de la cuarentena la celebración de los óbitos estuvo restringida: velorios acotados para muertes comunes  y sin posibilidad de despedida para los afectos de los fallecidos por Covid. 

Las imágenes de los ataúdes apilados y de las fosas comunes en Italia, España y Estados Unidos y otros países daban vuelta el mundo. Más cerca, en la ciudad de Córdoba, se excavaban cientos de fosas especiales para pacientes con Covid-19. 

 

Movilidad

En las primeras semanas de la cuarentena todo el país se paralizó. Según el reporte de movilidad de Google, al 17 de abril del año pasado, la actividad en los lugares de esparcimiento se redujo al 87 por ciento; el transporte, un 62 por ciento y la concurrencia a los lugares de trabajo bajó a 52 por ciento.  Un año después, los niveles de actividad aún no se recuperan según los mismos informes que miden la geolocalización anónima de los celulares. 

Al comienzo de la cuarentena, Argentina repatrió a miles de personas que quedaron varadas en el extranjero. A esta cifra se le agregaron los varados internos, viajantes, personas que se encontraban en otras provincias y no pudieron regresar a sus domicilios. Inclusive con permisos y con hisopados, varios tuvieron problemas en atravesar las fronteras de una provincia a otra. 

El caso más desgarrador fue el de Pablo Musse, padre de Solange, la joven que murió de cáncer sin poder despedirse, quien fue rechazado en el ingreso a Córdoba. 

El 19 de noviembre, en Formosa -una de las provincias más cerradas del país-, la Corte Suprema de Justicia de la Nación obligó al Gobierno provincial a recibir a las personas varadas. 

Unas semanas más tarde, la administración de Gildo Insfrán volvía a ser cuestionada por vulnerar derechos humanos y organismos internacionales como Human Rigth Watch pusieron sus ojos en esa provincia. La oposición apuntó contra las arbitrariedades ocurridas en los centros de aislamientos dispuestos por el Gobierno provincial, que eran de carácter obligatorio y no cumplían con las condiciones de salubridad. 

 

Vacunación

El 24 de diciembre llegó al país el primer cargamento con vacunas proveniente de Rusia. La Sputnik V, al principio cuestionada por la falta de información al respecto, con el respaldo de las publicaciones internacionales terminó por generar confianza en la población. 

Pero las expectativas generadas por la inmunización masiva se vieron seriamente afectadas por las escandalosas vacunaciones paralelas en el Ministerio de Salud de la Nación. La situación se repitió en varias provincias.

Luego de que se revelara que funcionarios, empresarios, periodistas y algunos familiares de dirigentes habían eludido el orden prioridad, la credibilidad del sistema -político- sufrió un duro golpe y el ministro de Salud, Ginés González García debió renunciar. 

En Argentina ya hay más de 1.200.000 vacunados. Si bien está lejos de las expectativas que había anunciado el Gobierno -que esperaba contar con 10 millones de inmunizados- la campaña se acelera al ritmo de las llegadas de más dosis rusas y de los desarrollos de AztraZeneca-Oxford y de SinoPharm. 

A un año de la llegada del virus al país, hasta el punto más alejado de la Argentina sufrió las consecuencias del aislamiento. Los efectos de este golpe mundial, coinciden los especialistas, seguirán sintiéndose por varios años más.

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Redacción Mayo

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